viernes, 31 de diciembre de 2010

Bye Bye 2010


Fin de año, nochevieja, uvas, fiesta, cotillón, campanadas, confeti, fuegos artificiales, ¿que más?, da igual, me da igual, todo esto no va conmigo, soy el grinch en navidad y me agobio en nochevieja, una joyita, vaya.
Pero no me gusta que me metan presión, y las campanadas me presionan, y la uvas ni te cuento, no me da tiempo, yo que tardo un capítulo de "Mad Men" en tomarme un zumo de naranja (aún sabiendo que las vitaminas de los zumos de naranja se van "quién sabe dónde"), y la trilogía de "El Padrino" se me queda corta para acabarme un café largo, pues entenderás que las campanadas se me hagan un poco cuesta arriba, y lo lógico sería pasar de las campanadas, pero no, soy tan boba que intento seguir esa absurda tradición porque lo llevo haciendo desde que tengo uso de razón y no veo el momento oportuno de dejar de hacerlo, y no solo eso, sino que además de eso me como las uvas de mi padre (esté conmigo o no) que pasa de esa tradición, no vayan a caer sobre él rayos y centellas, ¡siempre que yo lo pueda evitar comiendo unas uvas! ... y también me comía las de mi hermano cuando estábamos juntos, porque mi hermano era muy pasota con las uvas, y a la tercera tiraba la toalla, y también me comía las de mi madre, que aunque le gustan mucho las uvas, decía "más tarde las como", y a mí "más tarde" no me parecía adecuado, así que ahí me tienes a mí, empleando la primera hora del nuevo año en comer uvas, una fruta que no me hace nada de gracia, por cierto. Ahora puedes decir en voz alta eso que estabas pensando mientras yo escribía : "eres tonta de remate" (esta es la versión fina - tu en tu casa puedes decir lo que te dé la gana).

No me gusta la Nochevieja, porque en otras ocasiones (muchas) he tenido que trabajar. Bueno, esas no han sido ni las peores, al menos me ahorraba toda la parafernalia de las uvas, porque mis compañeros se comían religiosamente cada unos las suyas, y si no allá ellos, yo no podía estar a todo, al trabajo y a las uvas de los demás, si caían rayos y centellas sobre ellos ... (yo no soy una superheroína comeuvas)

No me gusta la Nochevieja, época de mucho trabajo, resúmenes y recopilaciones, y lo mejor de y lo peor de ..., nadie sabe el enorme trabajo que lleva eso para un minuto de ...

No me gusta la Nochevieja, parece que te obliga a hacer propósito de ... y yo no tengo ganas de hacer propósitos de nada.

He dicho que mi plan perfecto en Nochevieja pasa por una cama? lejos de un cotillón, más lejos aún de una triste conga (joooo, qué tristeza me dan las congas), lejos de la música festiva, lejos de la alegría colectiva ... lo sé la triste soy yo ... pero yo celebro las cosas los martes 16, o los jueves 20, o los sábados 2, no sé, cuando me apetece, y bailo lo que me apetece, cuando me apetece y con quien me apetece, vestida como me apetece, soy así, ¿triste? pues triste ... ¿rara? pues rara ...

PD. si alguien necesita que esta noche coma su ración de uvas para evitar que sobre él/ella caigan rayos y centellas en 2011 se puede poner en contacto conmigo en martamaine@hotmail.com

PD (2). gracias a todos los que habéis colaborado a que este año que se acaba haya sido otro buen año más (para mí todos los años son buenos)

PD (3). Mi más calurosa bienvenida a las nuevas personas que han llegado a mi vida en 2010, especialmente a ti, y a ti, y a ti, y a ti, y ...

PD (4). Algún día escribiré desde un lugar donde en nochevieja no haya uvas ni relojes.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Fum, Fum, Fum


Se impone hablar de la Navidad.
En realidad nadie me obliga, pero es 24 de diciembre, los peces beben que te beben en el Manzanares, las campanas unas sobre otras, el paritorio está preparado, la mesa casi puesta, así que tampoco pasa nada si hablamos un poco de la Navidad, por eso de estar al día y ya está.
Pues sí que he elegido yo un tema difícil, por muy fácil que parezca y por muy 24 del doce que sea, porque aunque yo sea un poco grinch, tampoco es que me guste ir aireándolo por ahí, al fin y al cabo el grinch es un tipo verde y feo, y me tengo que remontar tanto en la memoria para recordar la navidad-navidad-dulcenavidad ... esa era la navidad de mi más tierna infancia, es decir hace ya tantos años, concretamente el día que nos daban las vacaciones en el cole, nos poníamos las katiuskas y nos íbamos a coger musgo, piedras y ramas para poner el nacimiento, gran obra de arte que ocupaba gran parte del salón de mi casa, esa era la gran obra de mi madre, tanto en tamaño como en originalidad, era una pasada de nacimiento, kilos y kilos de musgo y figuras de todos los tamaños, patos más grandes que los pastores, pastores sin cabeza, ovejas descarriadas, un San José del mismo tamaño que la mula tumbada, el niño Jesús más grande que todos ellos, la casa del tamaño de Baltasar, a quien siempre colocábamos en la repisa de la chimenea junto a sus compañeros y les movíamos un poco cada día, pero con el tiempo, y a medida que se fueron rompiendo cabezas y perdiendo figuritas y mi madre fue reduciendo las dimensiones de aquel pueblo llamado Belén, la Navidad fue perdiendo sentido poco a poco, hasta que lo perdió casi completamente. Sin embargo, de repente me vi otra vez (en Navidad) con dos personitas que sólo ven en tecnicolor y, como aquí no hay musgo, un día hace unos años me fui a Habitat y compré un montón de adornos navideños y luces que yo pensé que podían llegar a un acuerdo entre el color y el buen gusto, y cada año los saco de unas cajas grises. Y mis hijos se emocionan tanto como nosotros lo hacíamos con el hermoso nacimiento de mi madre (siempre pensábamos por qué en nuestro nacimiento no había palmeras y desiertos como en los de los demás, mi madre decía que era la versión montañesa del belén, que el musgo daba mucho frescor ...).

No me gusta la Navidad.
El problema no es que no me guste la Navidad, hay cantidad de gente a quien le saca de quicio. Pero hablo por mí. Yo no puedo evitar ponerme nerviosa en los grandes almacenes por estas fechas, no me gustan las felicitaciones y los vacíos deseos de paz y de yo qué sé, por no hablar de las cenas de empresa, no tengo palabras para esas cenas de fraternidad, no felicito la Navidad porque no me sale del corazón, y no sé hacer cosas que no me salen del corazón, sólo respondo amablemente a las felicitaciones de cajeras de supermercado, dependientas, taxistas, no sé, qué culpa tienen ellos de que yo sea así, por lo que sonrío mucho y digo "felices fiestas" o "igualmente", no me gustan los villancicos en español, me dan tristeza el tamborilero, la chocolatera, la virgen que se peina ... pero soy tan boba que soporto a Santa Claus viniendo a la ciudad si lo canta Bing Crosby o al simple de frosty el muñeco de nieve en la voz de Willie Nelson o yo que sé, unas tontas navidades blancas con el vozarrón de Sinatra, me da la impresión de que no van conmigo, de que fueron creados para otro mundo, un mundo de pelis al que no pertenezco ... y por mí, que suenen !
El otro día paseando por la Gran Vía, esquivando música, gente con bolsas y lo que es peor gente con cuernos de reno, gorros de santa claus, gorros con luces, gorros de elfos, gorros con trenzas postizas (yo llevaba un gorro para el frío que sin darme cuenta me quité y guardé en el bolso), bueno pues eso que iba por Gran Vía esquivando de todo, en realidad, y de repente me dio por pensar que se me iba a caer una bola enorme de esas en la cabeza y me iba a aplastar, y me agobié. Hice todo lo que tenia que hacer, que era poco, o mucho, depende de como se mire, porque intentar llegar a la Fnac una tarde de viernes en esas fechas puede resultar complicado, y cuando lo conseguí me di cuenta que la Navidad no está hecha para mí, porque me empezó a dar pena de todo, de la gente que había, de lo que compraba la gente, de sus caras, de todo, empezó a salir a flote mi tara, sí, cuando me empieza a dar pena de las cosas que no deben de dar pena buffff, malo ! porque sí, la Navidad, esa época alegre, me da tristeza, pero no me da pena de la gente que sufre, nooooo, no me dan pena de los enfermos, nooooo, ni de los que lo pasan mal, noooo, qué tontería, esos lo pasan mal todo el año, sería ridículo que me dieran pena en Navidad, qué bobada, me da pena de la gente que se pone cuernos de renos, es decir, de los que se lo pasan pipa, ya ves tú, conclusión : tengo una tara. No me gustan las luces, ni las melodías, ni el buen rollito, y además ahora ni siquiera me puedo beber un buen champagne para celebrar que no me gusta la Navidad.
Sin embargo, como en mi familia somos de lo más familiar y nos queremos mucho, pues celebramos la Navidad y como manda la tradición nos reunimos anualmente en torno a una mesas un poco alternativa, por llamarla de alguna manera, también podría calificarse de pintoresca, peculiar, rara, personalizada ... y aquí estamos, este año en Madrid (por motivos de agenda), pasándolo tan bien como en cualquier otra época del año, unos llegaron en avión y sin maleta, otros en tren (en Renfe no se pierden las maletas), esperas, abrazos, risas ...
Pasé un buen rato en el aeropuerto esperando la maleta que aún no ha llegado, esperando vivir un Love Actually a la madrileña, y bahhh, me sobraron los dedos de una mano para contar situaciones de película y uno de ellos, además, fue el recibimiento de mis hijos a mi hermano.
La Navidad es para las pelis de sobremesa. Así que todos al sofá a disfrutar de "Que bello es vivir", un maestro ese Frank Capra, haciendo cine, claro.



miércoles, 24 de noviembre de 2010

Cosas de coches y otras cosas



No te lo vas a creer pero son las diez de la mañana y estoy escribiendo en el coche de Pepe, bueno por llamarlo de alguna manera, porque aquí las cosas no son de nadie, todo es

de todos y nada es de nadie, y los coches también, aunque este es el coche de Pepe, de alguna manera hay que llamarlo, aunque también me podía haber referido a él como el maldito coche negro que esta mañana ha amanecido sin batería y me ha hecho la puñeta. Y no quiero echar culpas a nadie, pero yo hoy tenía planes, sí, tenía planeado pasar unas cuantas horas de mi mañana charlando con mi edredón, mi cuerpo hoy no se encuentra del todo bien, mi cabeza se encuentra un poco peor que mi cuerpo, mañana me toca revisión y hoy necesitaba una jornada de reflexión que si no ejercía por la mañana, ya no ejercería (es decir, ya no ejerceré).

Salgo a acompañar a mis hijos al autobús del colé y me encuentro a Pepe maldiciendo junto al coche que no arranca, pues vaya. "Necesitarás el tuyo, pues claro, vivimos en el más allá, ¿no recuerdas? ¡exagerada!, son 10 km del centro, lo sé, siempre tuve tendencia a la exageración, ¿y qué?, por la tarde me convierto en sij neoyorquino aunque mi coche no sea amarillo, shit, el transporte público no me viene bien hoy, tengo un curso de nosequé en nosedónde, he quedado connosequién hace nosecuántosminutos, vaya creo que me estás pidiendo que te lleve a Madrid, sí, mientras llevo a los niños tú sigue haciendo el boca a boca a tu maravilloso coche, quien sabe ..., cuando vuelva te llevo, madre mía que frio hace hoy, corred corred que se hace tarde, mamá ¿la tierra da vueltas alrededor del sol?, si hijo, ¿muy deprisa? pues yo qué sé hijo, corre, no arrastres la mochila, pues los fines de semana creo que si las da my deprisa, pasan muy rápido, hala pues tú como la tierra los fines de semana, corre, que perdemos el bus, Catalina, los gorros son para la cabeza, las aceras para caminar, cuidado, (extracto de una desordenada conversación a tres grados un miércoles de noviembre en las afueras de la capital del reino).

Y de esa manera me encuentro metida en un atasco de mañana como antes de que mi vida dejase de ser como antes, y de esa manera me reencuentro con mi ex colegas los listillos que maniobran entre carriles, y de esa manera me entran ganas de vomitar, pero como no he desayunado paso de vomitar y me concentro en las interesantes conversaciones de Pepe con encargados de talleres varios, señoritas que atienden el teléfono en la aseguradora que se asegura de que estemos seguros y que hace esos anuncios publicitarios tan odiosos, y cómo no, con las horribles maquinas parlantes esas de si quiere hablar con x marque 1, si quiere hablar con y marque 2, si quiere asesinarme marque 3, desde aquí reivindico el derecho a que atiendan tus llamadas personas humanas de carne y hueso y corazón que late(a poder ser amables), y ya puestos vuelvo a decir que estoy en contra de la extinción de la figura del gasolinero de toda la vida en las estaciones de servicio.

Pero afortunadamente estoy metida en un atasco con billete de ida y vuelta, porque minutos después circulo en dirección contraria, justo como a mí me gusta, a contracorriente, volviendo cuando los demás van, escuchando mi radio, en mi poco común equipo de música, lo sé soy un poco friki, y puestos a reivindicar, desde aquí pido que no se olvide a la pobre cinta de radiocassette de toda la vida, yo tengo uno de esos en mi coche, eso sí con autoreverse, no te vayas a pensar, y además estoy en contra de la extinción de los expositores de venta de cassettes en las gasolineras.



Y aquí estoy de vuelta en casa, después de que un amable chico mecánico de formación haya conseguido arrancar el coche, haciendo tiempo para que la batería se recargue, sentada en el coche tomando un café calentito en mi termovaso Dean & Deluca (toda una institución) y aprovechando para escribir, mira tú qué cosas, bueno cosas cotidianas, coches que se estropean, bajas temperaturas, coches atascados, cafés en termovasos, la vida misma, creo que ya he he esperado bastante, esta batería tiene que estar en plena forma. Problema solucionado de momento.



Dos horas más tarde.

Me duermo. No era cierto, el problema no estaba solucionado. Tras varias gestiones realizadas por mi misma el coche viaja en una grúa conducida por un chico con barba que antes de partir me ha dado un consejo, no sabría reproducirlo literalmente, pero creo que me he quedado con la idea, tenía que ver con la tristeza y con la felicidad, y tiene gracia hablar con un conductor de grúa sobre la tristeza y la felicidad, pero no me preguntes cómo surgió la conversación, él parecía feliz con su grúa .... bueno el coche al taller, yo me duermo, esta noche casi no he dormido, entre mi dolor de cabeza, la tos de Catalina y mis pensamientos versión tetris me he hecho un lío de noche, al final me he decidido por la música y me he enchufado en vena mi último descubrimiento, bueno no es mío, me lo han descubierto, me lo han regalado, es una canción que dura 25 minutos, es una canción letanía que me sirve para evadirme, para irme, para volar, para flotar, me pierdo y no me encuentro, ni falta que me hace, y lo siento mucho, no la pienso compartir con nadie, mira que me gusta compartir canciones con todos, pero esta no, no quiero hacerlo, no me apetece ... es mi canción de 25 minutos, la que utilizo para calmar mis pensamientos versión tetris o para disfrutar porque sí, porque me gusta volar.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Días de hospital


Tardé un buen rato en darme cuenta de que el molesto pitido era una interpretación libre del sonido de mi corazón que un máquina enganchada con un cable a mi dedo índice derecho reproducía insistentemente. Al final abrí los ojos y vi a varias personas borrosas, entre ellas estaba dios, vestido de verde con bata blanca y número de colegiado, ver a dios siempre me tranquiliza, que me hable me calma, y que me diga que todo está bien ya ni te cuento, eso fue lo que me dijo, eso y que descansara un rato, o que me fuera espabilando no recuerdo bien, el caso es que le sonreí, volví a cerrar los ojos y arrullada por la versión máquina de mi corazón intenté volver al estado del que venía, vale, lo reconozco, soy una yanqui al más puro estilo Lampreave en "Bajarse al Moro", pero si pudiese atrapar esos segundos que transcurren entre 'el me enchufan y el ya me he dormido', sería feliz ... qué le voy a hacer. Sin embargo, creo que de lo que se trataba era de que me fuera poniendo las pilas poco a poco, tenía la garganta anestesiada, no podía tragar saliva, me empezaba a doler la cabeza, el oxígeno me molestaba, la luz del techo era demasiado intensa, el pitido me estaba rallando, ya vale, me quiero ir, de repente me entraron unas ganas tremendas de hacer como en las películas, arrancarme cables y tubos y salir corriendo por los pasillos, lo he pensado tantas veces, molaría mucho hacer eso, y reproducir la carrera en cámara lenta, mientras esquivas camillas y camilleros, pero para hacerlo hay que tener fuerzas, vale ayer las tenía, más o menos, otras veces no, pero ayer sí, hay que ser un poco peliculero, venga, yo lo soy, y por último hay que quitarse una aguja enorme de la vena ayyyyy, noooo, que venga una enfermera y me quite esto del brazo por diosssss, y hablando de dios, dios está contento porque vamos controlando todas estas cosas raras que me pasaron por dentro, ahí se encuentran en stand by ... me dio una foto chulísima de cómo soy yo por dentro ...

Vámonos corriendo de aquí, hace sol, se acabó el hospital por hoy, vamos a tomar un café a una pastelería que huela a bizcocho de manzana con canela, necesito que mi cerebro absorba otro olor, luego iré a abrazar a mis hijos que huelen a mar (creo que es de tanto ver Bob Esponja).

Unas horas después deshago el camino al hospital con Cata y su dedo roto, banda sonora de 'ayes' de todo tipo, lagrimas, gritos y quejas más que justificadas, la puerta del coche ha machacado vilmente el índice izquierdo de su mano, zaassss, se acabó la guitarra por un tiempo, buaaaaaa.
Mientras, yo la consuelo y trato de explicarle que el hospital es un sitio que no le tiene que dar miedo ni mucho menos, todo lo contrario, es un sitio donde afortunadamente te ayudan, te curan y eso ...


lunes, 25 de octubre de 2010

Otro día más ...

Lunes de octubre. Ya pasó mi cumpleaños, fue otro lunes de octubre, soleado para variar, mis últimos cumpleaños suelen ser soleados, antes no lo eran. Mis cumpleaños ahora me dan igual, antes no me daban igual. El paso del tiempo se acumula en mi carnet de identidad, por cierto, he perdido mi DNI, no lo encuentro, y tampoco encuentro el momento para ir a hacerme uno nuevo, así que voy por la vida a golpe de carnet de conducir, tampoco tengo tarjeta de débito, un tonto error en un gasto no reconocido y por mi misma efectuado me llevó a anularla presa del pánico y aún no me la han devuelto, así que voy por la vida a golpe de tarjeta de crédito, y ya que cuento todo esto queaquienleimportayavestú podría dedicar la mañana de hoy lunes a poner en orden el tema este de tarjetas y documentos, pero no, no lo voy a hacer ... porque hoy lunes por la mañana lo que menos me preocupan son mis documentos.
Hoy lunes me preocupa, en primer lugar, mi maldito dolor de cabeza. No quería decir maldito, perdón, me he propuesto no maldecir a mis dolores, son míos, forman parte de mí y estoy aprendiendo a aceptarlos igual que al resto, en realidad son primos hermanos de la cicatriz y a la cicatriz la adoro, también es verdad que ella ya no me molesta, pero tengo fe en que algún día headache sólo sea un recuerdo en mi cabeza, así que una vez que me haya ocupado de headache, (suena bien así ¿verdad?) a base de un buen cocktail químico dormiré un rato, este fin de semana ha sido tan estupendo que estoy en números rojos con mi cuerpo en lo que a energía se refiere. Este fin de semana ha sido un buen fin de semana musical. El viernes Catalina y yo, con chupas de cuero, botas viejas y camisetas de John Boy, compartimos con los estupendos Love of Lesbian una noche de música, escenario y camerinos, sólo decir que los ojos de Cata estuvieron muy muy abiertos toda la noche, eso significa que flipó mucho mucho ... fue una noche divertida. No tan especial fue la noche del sábado, pero gran concierto fue el que ofreció Sidonie en la Riviera, y es que me gusta Sidonie, me gusta tanto Marc Ros ...




Y pasó la música y llegó otro día más, un día más en la vida, laralarala ... y para seguir hacia delante aligero equipaje, dentro de unas horas practicaré bikram, beberé mucho agua, desintoxicaré el cuerpo de los restos de las sustancias químicas que cada día me trago religiosamente (desayuno/comida/cena/si dolor), desintoxicaré mi mente de pensamientos negativos y grises que me dificultan e impiden avanzar (¿que como se hace eso? - ni idea), trataré de que en el hueco donde se coloca el alma en vez de una nube negra modelo Lost haya una nube rosa azucarada como las de las ferias, pero en su punto justo de azúcar, que a mí esas cosas siempre me han empalagado un poco, y las ferias me agobian, sobre todo su música, que me pone una bola en la boca del estómago que me mata, y la gente que va a las ferias, uy, nooo, que dejen a mi alma en paz, que sea como quiera, del color que le dé la gana, pero rosa color nube de algodón de feria no ... y bueno ya puestos pues intentaré que mi corazón, ese músculo sano, porque sí, mira tú por dónde mi corazón está sano, bombee a buen ritmo, pim pam pim pam pim pam y que nadie le moleste por favor ... NAMASTÉ

martes, 28 de septiembre de 2010

Cosas que ... no importan

Hoy he pasado la ITV. Bueno me voy a explicar con propiedad, como le gusta a mi padre que me exprese, hoy he llevado mi coche a una revisión de la Inspección Técnica de Vehículos, y lo he hecho yo sola, ya ves, hoy he hecho una de esas cosas que siempre suele hacer Pepe, porque yo siempre me escondo detrás de un arbusto o silbo cuando llega el momento de hacerlas, esta vez no me ha quedado más remedio, he tenido que ir yo solita, me temo que Pepe se está empezando a cansar de mis maniobras, pero es que creo que yo no he nacido para este tipo de cosas, qué le vamos a hacer ... bueno en cualquier caso, allí me he plantado yo con una maxi sonrisa y un mini coche, "abre el capó" me dice un chico con mono, ains, "deja, ya lo abro yo", dice el chico del mono, y así sucesivamente, se ha debido pensar que soy una tonta con maxisonrisa y minicoche, pero todo sabéis que no es verdad, lo sabéis ¿verdad?, ¡no os oigo! vale, vale, que sí, que sé que lo sabéis, pero es que nunca antes he tenido que abrir el capó de mi minicoche, y yo qué sé por dónde se rellena el agua del limpiaparabrisas, y así sucesivamente ... y la sonrisa, sabéis que me sale del alma. Y da gusto encontrarse con chicos con mono como el que me he encontrado yo hoy, que también sonreía mucho.
Ya tengo algo que añadir a mi curriculum vitae. Paso ITVs. Bueno al menos mi coche pasa la ITV, porque yo, a mí sólo me ponen el sello ése por un mes como mucho, pero bueno ...

Hoy he descubierto que el pasar un verano tirada al sol leyendo o sin leer (el dato no tiene importancia) y viendo cómo los demás hacen surf no equivale a entrenamiento físico. He retomado mis sesiones de Bikram Yoga, y tengo que reconocer que mi forma física se encuentra un poco deteriorada, pero sólo es cuestión de un poco de tiempo y de la llegada del otoño, y entonces mis músculos dormidos se colocarán en su sitio, es que el sol nos pierde, a ellos y a mí.

Hoy también he descubierto que mi sofá favorito combinado con una buena TV serie sigue teniendo efectos sedantes sobre mi persona.

Esta mañana hacía frío y me he comprado "Things the Grandchildren Should Know", porque sí, porque me apetecía leerlo en inglés ... y eso es lo que voy a hacer ahora.


lunes, 13 de septiembre de 2010

Ahora entiendo la teoría del ying y el yang

Un día de éstos hace ya 15 años que Pepe y yo estamos juntos, y empiezo a hablar ya de unas cifras que yo misma me asusto, 15 años juntos, 21 años en Madrid, mi hija mayor tiene 10 años, aunque me pienso que mi hermano tiene treinta y pocos ya tiene treinta y muchos … y aunque en realidad lo que debería celebrar hoy es el decimotercer aniversario de nuestra boda lo que en realidad celebraría si me gustaran las celebraciones (que no me gustan) es que hace 15 años que Pepe y yo un día tal como hoy salimos de casa cada uno por nuestro lado y nos encontramos, ya ves, como en las pelis. Sigo pensando que sobre la boda mejor correr un tupido velo, ¿he dicho velo?, Pepe (y los demás) siguen pensando que fue un acontecimiento chulo, divertido y bonito, Rubén (mi hermano) sigue pensando que una boda es una boda, la mires por donde la mires, … pero quizá algún día hable de la boda, cuando la digiera, cuando digiera mi poco meditada decisión, es que sólo han pasado trece años … sólo te contaré que, por lo menos, conseguí que un paisano me trajese el día antes (o ¿fue el mismo día?) de un campo de Palencia muchos girasoles, y es que esa era mi principal preocupación, con eso te lo digo todo, pero bueno eso es otra historia … al día de hoy me sigo sin llevar bien con las bodas, qué le vamos a hacer. El caso es que un día de estos igual hasta celebro que hace quince años quedé con mi (ex)amiga cuando no era ex y nos fuimos a cenar para celebrar no me acuerdo el qué, pero era ella la que tenía que celebrar algo, algo relacionado con el trabajo, ascensos supongo, ella nunca celebraría un descenso, aunque ello le llevara al camino de la cuasifelicidad, pero el caso que la celebración era suya porque, por aquellos días, yo poco tenía que celebrar, acababa de romper con ese novio tan guapo que tenía pero que de tanto fumar lo que no debía un médico le dijo un día que se iba a volver azul, estábamos hechos el uno para el otro pero no nos conveníamos, buscábamos el sentido de la vida leyendo los cuentos más tristes de Benedetti en las tardes más frías del invierno, y claro, no acabábamos de encontrarlo, y además yo no quería una familia de pitufos azules … el caso es que celebraba en un restaurante lo que sea que tuviese que celebrar mi (ex)amiga y después a seguir celebrando, nos vamos a tomar una copa a no voy a decir dónde, sólo diré que era/es uno de esos sitios donde yo antes iba pero ya no voy, larga cola de gente en la acera, cachas de seguridad con cara de estúpido en la puerta apartando a la gente, ¿que por qué iba yo a un sitio así?, no lo sé, supongo que porque los imbéciles esos nos dejaban pasar y nunca me paré a pensar nada más, una vez dentro qué agobio, qué calor, qué música, qué de gente, busquemos un hueco, ¿qué por qué iba yo a un sitio así? no lo sé … una vez conseguido el hueco, mi ex(amiga) se encuentra con un amigo al que yo también conozco pero paso de saludar, prefieroesperarteaquí, y ahora qué hago yo con mi super chupa de aviador, porque yo de los guardarropas siempre he pasado, y es que soy así, hay cosas que no y no me preguntes por qué, y una de ellas es el guardarropa de los garitos (otra es el GPS, ya sé que no tiene nada que ver, pero se me ha venido a la cabeza, no soporto a la señorita esa que te obliga a girar por aquí y por allí, prefiero bajar la ventanilla y preguntar, oye por favor, para ir a la calle Benito Bercimuelles?), el caso es que en una esquina de una de las barras vi a dos chicos con cara de buena gente, uno de ellos se parecía a Hugh Grant muchísimo y el otro, así de repente, no se parecía a nadie, me acerqué y les dije si les importaba que dejara mi chaqueta (de aviador, una pasada de chaqueta) junto a las suyas y me la echaran una ojeada, puesclaro-por supuesto-biensure –faltaríamás-esoestáhecho-pasdeprobleme-medijeronconunasonrisadeorejaaoreja, qué chicos tan amables, y el que se parecía a Hugh Grant, que era francés, me empezó a hablar sin parar en el idioma de Baudelaire, y yo, que soy muy políglota y muy educada pues le di un poco de conversación, y él, que no hablaba el idioma de Cervantes debió pensar “pues qué bien”, hasta que le dije que estaba con mi ex (por aquellos tiempos amiga, incluso mejor amiga), y que lo sentía pero que me iba. El caso es que mi ex, que además de ex(amiga) es políglota, y habla el idioma de Baudelaire mucho mejor que yo, se acabo encargando de dar conversación al francés (que a pesar de ser muy guapo era muy francés y muy pesao) y yo acabé hablando con el nacional que se llamaba Pepe, y era muy madrileño y muy agradable (como todos los que le conocéis bien sabéis), pero bueno, después de un rato y unas copas nos fuimos cada uno en una dirección, era tarde, unos a un lado de la Castellana y otros al otro … Una semana después mientras tecleaba alguna noticia la operadora de la centralita me llama y me dice “ay Marta! a ver si eres tú, eres la cuarta Marta que le paso a este chico, espero que seas la que busca”. Era Pepe, quería invitarme a cenar, sabía mi nombre y, por lo visto yo le había mencionado que trabajaba en EFE … no le pude (ni quise) decir que no.

Ahora comprendo perfectamente la teoría del ying y el yang. Han sido quince años de muchas cosas buenas y alguna mala, pero muchas buenas. Quince años, Catalina, Bruno, dos casas, muchos viajes, muchas cosas, un perro dado en adopción, muchas risas, muchas lágrimas, algún bache, muchísimos proyectos, posibles e imposibles, pero eso da igual … el día que dejemos de soñar esto se habrá acabado.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Fundido en blanco

Esto del verano se acaba, en breve empezaré a meter en las maletas todas mis cosas y las de mis hijos y pondré rumbo al kilómetro cero. Atrás dejamos dos meses y 18 días de cosas buenas, días de sol y de chirimiri, de playas y calas, de siestas y de madrugadas, de algún kilómetro en bici y de muchísimos kilómetros en coche, días de buenos días y días de bonjour, días de mar y olas, días de nada y días de todo, días de hamacas desgastadas por el uso y hamacas nuevas, días de libros, días de viejos y nuevos amigos, días de pueblo y días de ciudad, días de helados de sabores y colores, días de música, días de islas mediterráneas y días cantábricos, días de fotos y días de saltos, días de bienvenidas y de despedidas, días de familia ...

Ahora hago un fundido en blanco y la peli sigue, y antes de los títulos de crédito, voy a dedicar unas palabras que combinadas entre sí pretenden agradecer a Maria José hasta el infinito y más allá el que esté a mi lado haciéndome tan fácil lo difícil, guiándome por los pasillos en la dirección correcta, abriéndome puertas con sonrisas detrás y explicándome una y otra vez todas esas 'hematocosas' que a mí me gusta que me expliquen, porque entonces me creo que las entiendo y así creo controlarlas mejor, aunque sé perfectamente que yo no controlo nada, no controlo el puñetero miedo este que me invade, así que no controlo nada, pero así todo me gusta que me expliquen las 'hematocosas'. Así que, como no me dejas decirte gracias, digo gracias aquí (jaja), porque aunque sé que no las necesitas, yo sí que siento la necesidad de dártelas una y mil veces, gracias por ésto, y por lo otro, y por aquello, y por eso otro ... y puestos a dar las gracias a la comunidad médica, me podría pasar un buen rato escribiendo nombres sin parar, pero no lo voy a hacer, porque corro el riesgo de olvidar alguno, como los premiados con un óscar, y eso queda muy feo. La verdad es que siempre quise decir algo así, porque es fantástico estar rodeada de gente a la que te apetece agradecer en público su ayuda, su cariño, su apoyo, sus sonrisas en los malos momentos ...

Y ahora me voy a tragar unas cuantas pastillas de colores, estoy tan cansada ...



lunes, 2 de agosto de 2010

Entre dos mares

Pasando el verano entre dos mares disfruto de los días largos sin prisas. En las islas salió el sol cuando llegué, el norte sigue con sus manías de ‘hoy sol mañana lluvia y tonto el que haga planes de ir a la playa sin esperar a que sean las once de la mañana del día elegido’, pero yo ya no miro al cielo para buscar el sol, si quiere salir que salga, si no, que se esconda, a mí … eso sí, prefiero que no llueva, pero si llueve … pues me mojo, o me quedo en casa leyendo que tengo una enorme pila de libros que me he propuesto leer antes de que acabe el verano, y últimamente estoy muy cabezota, y me los voy a leer, pero como también me he propuesto otras varias cosas más, pues no sé si me va a dar tiempo. Es increíble, me falta tiempo incluso cuando tengo casi todo el tiempo del mundo a mi disposición, yo no sé cómo me las arreglaba antes para hacer esas cosas que me gustaba hacer y que … creo que hacía, porque a veces hasta lo dudo. ADX (antes de eso) mis hijos eran pequeños, eran dos bebés con necesidades y horarios diferentes que no dejaban un minuto libre, ADX yo tenía un trabajo con horarios irregulares que incluían guardias de fin de semana, ADX probé y sufrí montones de cuidadoras que nunca se adaptaban a mis necesidades, ADX contaba los días en el calendario y hacía combinaciones imposibles para conseguir un tiempo muerto, ADX yo estaba enferma y no lo sabía, mi cuerpo me avisaba de todas las maneras posibles y ante nuestra incapacidad para verlo explotó cuando no pudo más, mientras tanto, ADX yo convivía con dolores de todo tipo y con un cansancio indescansable y permanente, pero ADX, y no sé ni cómo, leía, no sé cuándo pero leía, iba al cine, no sé cuándo pero iba, viajaba cuando mi calendario lleno de colores fosforitos me dejaba, sí sé cómo, con la impagable ayuda de mis padres que se hacían cargo de mis hijos para que yo me paseara por las capitales europeas o me codease con los osos en las montañas rocosas. Ahora que vivo en la era del DDX (después de eso), tengo tiempo y me considero la persona más afortunada del mundo porque, además de tener tiempo, mis hijos son personitas que cuasirazonan y que se cuasivalen por sí mismas (entendiendo por cuasivalerse que se sientan en una mesa y comen lo que les toque comer como al resto de los congregados, que distinguen entre el día y la noche, que saben subir y bajar escaleras y saltar zanjas , que saben que si te adentras en el mar corres peligro aunque sepas nadar, que entienden el lenguaje de los semáforos…). Quedan muchos años para poder prescindir del cuasi, pero yo ahora tomo el sol con tranquilidad mientras ellos disfrutan de la playa, no sé si me entiendes. Ahora hago pilas de libros junto a mi cama y sé que tiene sentido, ahora tengo el ordenador lleno de documentos que no están en blanco, ahora tengo tiempo para tomar café con mis amigos y hablar y hablar, porque nos gusta hablar (además de conducir), ahora cargo con mi cámara al cuello porque cuando quiero me paro a hacer fotos, ahora voy, vengo, me vuelvo a ir, de vez en cuando me pinchan la vena y tal y tal, ahora duermo (y sueño), antes soñaba (y no dormía) … ahora ¡hago tantas cosas!, incluso ¡no hago nada!, nada más que mirar al cielo, estar con mi gente, pensar sin pensar, balancearme en una hamaca debajo de un árbol … ahora soy la que manda en las horas, minutos y segundos … y el verano sigue pasando entre dos mares.

miércoles, 30 de junio de 2010

Easy days

Escribiendo en línea recta con el mar, si levanto la mano del teclado y la estiro toco el agua y el cielo, que hoy son del mismo color, si estiro un poco más el brazo toco Mallorca, a medio camino mis hijos se bañan en una piscina sin cloro, de fondo la música de Jack Johnson, un vaso de agua muy fría en la mesa, las bicis aparcadas, un biquini verde, el dolor de cabeza anestesiado a base de Enantyum y por delante una tarde de playa hasta la puesta del sol. Así pasan mis easy days, uno detrás de otro.
No tengo ganas de comer, aquí me alimento de aire. Tengo mucha sed, pero se me pasa cuando me baño en el mar, me gusta nadar con los peces transparentes, y tumbarme en pareos descoloridos por el sol y el tiempo, mis hijos se están volviendo rubios minuto a minuto, a pesar de todo son hijos de la oscuridad que brilla, no sé cómo pero cuento doce sombreros sobre una silla, doce sombreros, doce pareos, dicen que hay españoles en Sudáfrica y que se han vestido de rojo, no lo sé, casi todo me da igual, especialmente algunas cosas, arena que quema, sandía helada, no sé dónde me he sentado pero huelo a resina, y además estoy pegajosa, pero huele muy bien, verde del bosque contra azul del cielo y azul del mar, caminos, saltamos por el camino, saltamos al llegar … por la noche la luz del faro entra por la ventana, easy days, easy nights … helados de chocolate amb toronja …

miércoles, 9 de junio de 2010

Me gusta

Mis hijos, mi familia y mis amigos, la gente a la que quiero, la gente que me quiere, esas personas que me cruzo por la calle y a las que podría llegar a querer, la música, las canciones, los libros, el mar, saltar, la playa, el sol, el agua, el bikram, las nubes, la mermelada de arándanos, subirme a un árbol, viajar, el café, las botas, los sombreros, los pañuelos para el cuello, el verano, las pastillas de colores, Eels, Madrid, las bicicletas, la cerveza, Vancouver, hacer fotos, las cremas de Khiels, el norte, comer sandía, ir en tren, namasté, el cruce de miradas, las miradas que se cruzan, el cine, sonreir, los semáforos en ámbar, Menorca, conducir deprisa, el otoño en Maine, el otoño, el té, la gente amable, una guitarra, la piel morena, un concierto, lo desconocido, California, llorar, una mecedora en un porche, Londres, el salitre en la piel, las palabras, mi i-pod, las cerezas, el calor, un abrazo, una furgo VW, un velero, el chocolate, NY, la nieve, Wilco, la hierba, un columpio, el viento, mi sofá, los ancianos, el olor de los bebés, hacer el pino, los polos de limón, una casa en un árbol, un deseo, capicúa, los aeropuertos, los chicos con patillas, el rugby, el arco iris, los tomates verdes fritos, las olas, los puzzles, escribir, un baño de espuma con aceite de limón, los sandwiches de mantequilla de cacahuete, los médicos, las chanclas, un campo de flores, Barcelona, nadar, el thunderbird del 66, los chicos con gafas, tumbarme al sol, el aquarius, jugar al parchís, los masajes, las motos, Gregory Peck, no hacer nada, Bob Esponja y sus amigos, las bibliotecas, los amaneceres, la ropa tendida al sol ...

lunes, 24 de mayo de 2010

Qué risa

Tengo ahora puesta mi esperanza en la terapia de la risa, no en la de la sonrisa, sino en la de los ataques de risa, esos que hacen que te dobles y los abdominales te duelan a rabiar, de esos que te hacen pensar que te vas a morir, morir de risa, no tiene que ser una mala forma de morir si es que existe alguna forma de morir que no sea mala. El otro día tirada en la cama a una hora que no es la hora de dormir (cuando digo tirada es tirada, no tendida, ni tumbada, ni acostada, ni recostada, sino tirada, y el matiz es importante) intentaba encontrar una nueva terapia contra el dolor de cabeza, algo alejado de la química, de los curanderos, de los masajes, algo que no tuviera que ver con el control mental, algo que nadie me hubiera recomendado todavía, y no sé por qué se me ocurrió que quizá un buen ataque de risa funconaría como una especie de analgésico. Y tiré de mi archivo mental para revivir el top ten de los mejores ataques de risa de mi historia, me di cuenta de que casi todos los había vivido con mi hermano y mi madre. Me encantaría que compartieras conmigo esos momentos, pero soy consciente de que contarlos no serviría para nada, son situaciones que se viven y ya está, para los demás carecen de gracia y yo, que aborrezco los chistes, no seré la que torture a nadie con aquella historia que nos pasó a mi hermano y a mí durante una misa en Galicia, juajuajauajua, es que las misas han dado mucho de sí, juajuajuajau, ni tampoco aquella otra cuya protagonista era una chica con el pelo amarillo que todavía se debe estar acordando de la maldita peluquera, de verdad que no tenía ni pizca de gracia juajuajuajua ... mi hermano y y nos miramos a la cara, nos acordamos de una tontería y nos partimos de la risa, nos calificamos a nosotros mismos de "gomaespumosos" ... nos reimos de nosotros mismos, y seguimos nuestro "protocolo" juajuajuajuaja ...

Allí tirada y de repente me entraron ganas de reirme muy fuerte y llamé a mi madre y le pedí que me contara por favor otra vez la historia esa de cuando no le quedo más remedio que subirse a la fregoneta de un gitano chatarrero juajuajuajuajua ... fue mi madre un día hasta la casa de unos gitanos que viven en el centro del pueblo, justo enfrente de la casa del ilustre escritor costumbrista montañés José María de Pereda, ya ves. Iba a pedirles que se pasaran por mi casa a recoger una lámpara de la que mi madre había decidido desprenderse (por fin) porque era bastante fea juajuajuauaja ahora nos reimos del día que compró esa lámpara tan fea, pero esa es otra historia, esa lámpara tiene historia y es un gran borrón en el estiloso curriculum de mi estilosa madre juajuajua, pero estaba con los gitanos ... se presentó mi madre en su casa mientras la familia de veinte disfrutaba de una enorme paella de marisco a la que, según me dice, no le faltaba de nada, carabineros y gambas ninguneaban al pobre arroz, me cuenta que olía de maravilla, y es que por lo visto la "mama" cocina de maravilla. Se disculpó mi madre por interrumpirles la comida, les habló de la lámpara y el "papa" se levantó de la mesa dispuesto a recoger la lámpara en ese mismo momento (antes de que mi madre se arrepintiese). En tono decidido le "ordenó" a mi madre que se subiera a la fregoneta azul que pallá se iban.. Ella amablemente declinó la invitación y le dijo que no se preocupase que le gustaba caminar, que se daría un paseo, pero fue inútil ... por lo visto no es tan fácil llevar la contraria al "papa" de esa familia, así que juajuajuajauaujau ... ay, es que sólo imaginarme la cara de mi madre montada en la fregoneta azul juajuajauajauau ... de verdad, sé que no lo entiendes, juajuajauajau, pero tiene mucha gracia , juajuajauaua ...

Risoterapia a lo bestia contra el dolor de cabeza.

jueves, 22 de abril de 2010

Caótica Marta

Estoy buscando un camino alternativo, me he cansado ya de pasar siempre por las mismas atascadas rotondas, de parar siempre en los mismos semáforos, de ralentizar mi velocidad siempre en las mismas calles, de toparme siempre con los coches aparcados en doble fila en el mismo boulevard, de dar vueltas para aparcar siempre en las misma zona, me aburro, me aburro de ver los mismos edificios, de cruzar los mismos pasos de cebra colocados siempre en el mismo sitio y siempre con las rayas de color blanco, ¿por qué no los pintan de colores?. Llegando a la rotonda X circulo siempre por el carril de la derecha, tengo calculado que siempre te incorporas antes, sin embargo en la rotonda Y me incorporo por el carril de la izquierda, no sé cual es el fenómeno traficológico que hace que en esa rotonda las cosas sean al revés. Si me salto el semáforo X en ámbar no pasa nada, pero si me salto el semáforo Y en ámbar me quedo en medio por medio segundo y el coche que viene por mi izquierda se pone a pitar como un loco, porque seguramente esté muy cabreado con su socio debido a una gestión mal llevada a cabo y tenga ganas de llegar a casa o a dónde quiera que vaya, puede que al gimnasio a luchar contra el colesterol y los michelines, porque contra la alopecia galopante hace tiempo que perdió la batalla, y no me pites a mí, que me duele la cabeza, y además yo no tengo la culpa de que la gente no sepa circular por las rotondas igual de bien que lo hacen nuestros vecinos los franceses, que esos sí que saben, así que deja el claxon en paz, porque ¿sabes qué?, mi coche también tiene, y yo también puedo resultar muy desagradable cuando me empleo a fondo con él, así que dejémoslo, vamos a dar una oportunidad al silencio, o a la música, ahhhh, ¿que vas escuchando una irritante tertulia de esas en las que cuatro tarados opinan de todo un poco?, pues chico ese es tu problema, te aconsejo que pongas música, es mejor, pero bueno cada uno ...
Ayer cambié la ruta, decidí cambiar los habituales semáforos y rotondas por un rodeo por la M-algo, al menos así puedo pisar el acelerador, pero ¡vaya qué mala suerte!, un panel informativo anuncia retenciones como consecuencia de un accidente unos kilómetros más adelante, creo que no he elegido buen momento para cambios, así que me salgo por aquí, da igual a algún sitio me llevará, argghhh, me he pasado, bueno sigo y doy la vuelta, qué follón hay ahí, ¿qué hace tanto poli en la zona?, seguro que algún famoso-con-cargo y coche blindado de lunas tintadas está ingresado en la clínica ésta que le gusta tanto a los famosos (con y sin cargo), ¿y yo por donde me salgo?, ¿por la primera o por la segunda?, bueno mientras lo decido doy otra vuelta a la rotonda, y otra, ¡ay mierda!, perdón, quería decir ¡ay rayos y centellas!, que se ha debido de mosquear el poli éste y me manda parar, noooooooooo, documentación, arghhhh, yo que sé, espere, o espera, a los agentes de tráfico ¿se les trata de usted?, es que este es un poco rockabilly, no me pega, pero yo por si acaso le trato de usted, tengo una prisa de muerte, los niños salen del cole y se ponen muy nerviosos cuando yo no estoy esperando en la puerta con una amplia sonrisa y dispuesta a hacer de perchero humano, déjelo, circule, y circulo, que majo el poli rockero ... creo que ya sé como salir de aquí, pero al final por evitarme lo de todos los días me he tragado el doble.
En cualquier caso seguiré buscando mi camino alternativo, hablo en serio cuando digo que estoy cansada de ésto y de lo otro, aunque puede que todo sea culpa de mi estado de ferropenia, ese es mi nuevo adjetivo, ahora soy o, mejor dicho, estoy ferropénica, y eso me produce un tremendo cansancio. Tomaré ese líquido negro asqueroso media hora antes de las comidas y espero dejar de estar ferropénica, porque prefiero ser indie que ferropénica, que suena fatal, y eso que el hierro no le viene nada bien a mi médula, porque le anima a producir glóbulos y bastantes produce ella sola, pero debe ser que no me sirven, no sé, todo es un lío, pero yo soy un lío, circulo entre el caos mientras mi sangre circula entre el caos, todo es un poco caótico, yo soy caótica, caótica Marta ... hay cosas que no cambian, ya veré por donde circulo mañana, depende ... de ... y yo qué sé de qué depende ...

lunes, 12 de abril de 2010

Activando mecanismos

Hoy no me he levantado dando un salto mortal. Hoy me he levantado con un dolor de cabeza que, a pesar de no ser demasiado fuerte, era un dolor con sus cinco letras. Se debió colar en mi cama esta noche cuando dormía profundamente, y es que en mi cama caben muchas cosas, a veces han llegado a coincidir allí dos adultos, dos niños, varios tipos de dolores y sueños a mogollón, no me preguntes cómo, porque mi cama no es king size como esas de los hoteles, y no me preguntes cuánto mide porque no tengo ni idea, yo que sé lo que mide una cama, pero tampoco sé cuantos habitantes tiene mi ciudad, ni la ciudad donde nací, no tengo ni una idea aproximada, pero es que hay determinados datos que mi cerebro no está preparado para almacenar, no sé por qué, y entre esos datos están las medidas estándar y la población de las ciudades.
El caso es que no porque se empeñe en visitarme asiduamente consigo coger cariño a este pesado dolor de cabeza, y en vez de café con pastas le obsequio siempre con una (o media) pastilla de enantyum 25 mg, dexketoprofeno trometamol con agua para el visitante no invitado, se acabó la hospitalidad en mi cabeza, hola soy Marta Montoya, tu invadiste mi cabeza, preparate a morir.
Y cuando he conseguido acabar con él (por unas horas, espero que muchas horas), he pulsado la tecla ésa que tenemos las madres localizada cerca del ombligo y que activa el programa ése que funciona 24 horas al día los 365 días del año y al que no le afectan ni los cortes de electricidad ni los descensos de energía. Este programa tiene un funcionamiento similar a los generadores de emergencia de los quirófanos, siempre tienen que estar preparados. Y gracias a este programa mis hijos han ido brillantes y bien alimentados hoy al colegio, vitaminas, calcio, proteínas concentradas en un desayuno express con repaso de spelling incluído, recuerda hijo dress acaba con dos eses, si, vale, vale, y para el próximo spelling no olvides estudiarlo con tiempo, esto de acordarte de un examen un domingo por la tarde no lo vuelvas a hacer, vale, vale, te lo prometo, ya, ya, prometer es una palabra vacía de significado para tí, creo, pero bueno ... llega el autobús, corred, corred ... run, run ...
Desactivo el programa y me preparo un zumo de naranja, porque cuando volvía hacia casa la imagen de mi madre me ha visitado, mi conciencia se ha activado y he pensado que igual a mi organismo le vendría bien una ración de vitaminas de color naranja. Me he bebido un vaso rebosante de zumo de naranjas con una pajita de color rosa fucsia, yo la quería verde, pero me ha tocado rosa fucsia, y todos sabemos que te tienes que quedar con la pajita que cojas con los ojos cerrados, sin hacer trampas, te toque la que te toque ... hay cosas que son así porque siempre han sido así y tendrán que seguir siéndolo, así que rosa fucsia.
El problema es que la vitamina C ha debido activar en mi cerebro el mecanismo de sueños imposibles (de momento). Esos sueños implican aviones que cruzan océanos y aterrizan en lugares donde yo tengo planeado instalarme en breve, allí donde huele a mar, donde mis hijos podrán surfear al atardecer después de leer un rato libros de aventuras mientras meriendan la fruta de la temporada recién recogida de los árboles que rodean nuestra casa, esos árboles en los que viven familias de ardillas de cola espesa y orejas puntiagudas. Esos lugares donde los amaneceres no meten prisa a nadie, donde los sentimientos fluyen sin necesidad de artificios, donde nadie sabe qué son los aditivos, donde la brisa se disfraza de analgésico ... me voy a poner imágenes a este sueño, me voy a dormir un rato. Nos veremos pronto.

¿Os había dicho que me voy a comprar una bicicleta?

miércoles, 24 de marzo de 2010

... y no olviden supervitaminarse y supermineralizarse

Me da igual que lo califiquen de cansancio subjetivo como haces tú, Dani-my-friend, me da igual que le echen la culpa a la unión de fuerzas de todos los medicamentos que me meto al cuerpo día a día como haces tú, Manuel-my-friend, me da igual que le echen la culpa a la poca cantidad de comida que ingiero habitualmente como haces tú, my-dear-Mum, me da igual que le echéis la culpa a mi adorado sofá, al que acusáis de acapararme en exceso y de poseer efectos adictivos, como hacéis tú, y tú, y tú también (desde aquí pido que se limpie la imagen de mi pobre sofá, que no hace otra cosa que acogerme en sus brazos cuando todo lo demás me falla) ... me da igual lo que piense el resto del mundo sobre mí y la sombra de cansancio que me acompaña, el caso es que un día de éstos creo que me voy a morir de cansancio, me voy a deshacer formando un charco de un líquido de color azul cielo, o voy a desaparecer al doblar una esquina empujada por una ráfaga de viento, o quizá una tarde, a la hora de la siesta, mi sofá me trague ... vete tú a saber qué formas puede llegar a adoptar el cansancio para cargarse a una persona.
Ya sé lo que estás pensando, que nadie se muere de cansancio ¿y éso quién lo puede afirmar con total seguridad? porque mi cansancio no es ese tipo sonriente que aparece después de jugar un partido de pádel o de correr media hora, no mi cansancio es un tipo siniestro que vive en las profundidades de la tierra y que tira con todas sus fuerzas de mí mientras yo me resisto a ser arrastrada.
Pues si no comes ... ¡ así te va a ir a tí !. Primer punto, sí como, claro que como. Segundo punto, para más información, preguntar a mi estómago.
¡ Pues toma vitaminas !, pues no debo tomar vitaminas, porque interactúan con un medicamento que tomo y es un poco pijo y todo le afecta y tal y tal.
¡ Pues prueba con la medicina alternativa !, pues me niego, estoy enfadada, pero muy enfadada, con la medicina alternativa, porque cuando antes de que me pasara lo que me pasó, por aquel entonces en el que yo me encontraba tan mal, y nadie se tomaba en serio mis quejas, y cuando digo nadie, hablo de médicos, porque los que más me quieren sí que se preocupaban por mí, aunque no sabían cómo ayudarme, pues por aquellos días decidí visitar a un famoso homeópata que tenía una enorme consulta en la calle Claudio Coello de Madrid. Pensaba que esa primera visita era el principio del fin de mis males disfrazados de estrés, pero que a mí no me engañaban. Y después de mirarme los ojos con una minilinterna y de preguntarme si mis padres estaban sanos y hacerme confesar a la fuerza lo mal que me alimentaba, se puso a escribir en un papel el nombre de esas bolas blancas que recetan los homeópatas y el nombre de unas supervitaminas que me iban a dar fuerza inhumana, perdón sobrehumana, y le dijo a la estúpida de su enfermera que me diese información sobre como tenía que ser mi alimentación de entonces en adelante, sana, muy sana, excesivamente sana, tan sana que no cabía en la cabeza de un individuo que le ha tocado vivir a principios del siglo XXI. Y como no quería irme de allí sólo con dos papeles me atreví, osada de mí, a preguntarle sobre mi diagnóstico, nada, nada, todo está bien, lo único que no te funcionan muy bien son los riñones, pero eso lo arreglamos en un pis pas. ¡ Pues vale, tío !
Que nadie me vuelva a decir que pruebe la homeopatía, por favor, a muchos les habrá funcionado, pero la sensación que produce en mi cuerpo es de rabia, dos meses antes de que mi cuerpo explotara (literalmente) este señor con tantos títulos y tan reconocido que incluso había trabajado para la familia real inglesa, me dijo que en mi cuerpo todo funcionaba bien, cuando lo único que funcionaba bien en mi cuerpo eran ... sí, ¡los riñones!. Y que conste que a mí todo me parece muy bien, faltaría más, viva la homeopatía, la medicina alternativa y su prima segunda la tradicional, que tampoco supo ver a tiempo lo que me pasaba, y que conste que no fue porque yo no les avisara de lo que mi cuerpo me estaba tratando de decir. Pero ya es demasiado tarde para pensar en todo eso, yo ahora no creo en nada, yo ahora sólo creo en dios, en Diego, es decir dios en la tierra. Lo de la D es casualidad. El día en el que Diego decida abandonar el ejercicio de la medicina y monte un templo pues allí que me planto yo a orar y orar sin parar, que yo cuando me pongo no paro. Mientras tanto yo le sigo ad-orando en voz baja y sigo buscando la manera de encontrarme mejor. Llegará un día en el que cuando vaya a cruzar una calle y el monigote verde empiece a correr para meterme prisa, yo no me agobie. Llegará un día en que seré como un super-ratón supervitaminado y supermineralizado.
Uy, se me habían olvidado los signos de interrogación, lo que en realidad quise decir era "¿Llegará un día en el que cuando vaya a cruzar una calle y el monigote verde empiece a correr para meterme prisa, yo no me agobie?. ¿Llegará un día en que seré como un super-ratón supervitaminado y supermineralizado?".
(Reflexión personal en voz baja : ¿por qué siempre tengo que moverme entre puntos extremos?)

miércoles, 17 de marzo de 2010

Here comes the sun

Esta mañana el sol olía a flores. Ahora escribo mientras escucho a mi adorado Eef Barzelay presentar en acústico su nuevo disco en uno de mis programas favoritos de Radio 3. Esta noche tocan en la sala Heineken. ¿Alguien quiere venir conmigo a disfrutar de un concierto de Clem Snide? Me gusta Eef, me gustan los chicos con gafas, nariz grande y cara de judíos (Eef es judío), aunque sus gafas de pasta son lo de menos, lo de más es que me gusta su música.
Esta mañana el sol olía a primavera y la vida cotidiana se empeñaba en ir más deprisa que nosotros. Mis vecinas las vampiras, a las que siempre me encuentro cuando vuelvo, hoy se cruzaron con nosotros cuando íbamos. Miré el reloj, pero las agujas estaban en el sitio en el que debían estar. La chica rumana o búlgara, rusa quizá, aunque puede que sea de Moratalaz y yo me empeñe en disfrazarla de eslava, que me cruzo todas las mañanas a la altura de la consulta de la pediatra-abuela, hoy me la crucé a la altura de la casa que tiene ese árbol tan alto, tan alto que si te quedas mirándolo un rato largo te puedes llegar a marear, pero las agujas del reloj estaban en su sitio. El operario del ayuntamiento que lleva un mono verde con el eslógan "Pozuelo limpio" barría dos números más arriba cuando llegué a casa, pero mi reloj insistía en que yo iba en hora, faltaban exactamente diez minutos para disfrutar de mi capuccino. ¿Que le pasa a todo el mundo hoy? ¿Por qué se empeñan en ir por delante? Da igual, debe de ser el sol éste que huele a mandarinas el que les adelanta un poco con respecto a mí. Espero que en un par de días el sol también me acelere a mí un poco y anule con moderación los efectos que las seis minipastillas rosas que me trago al día provocan en mi cuerpo.

Hoy el capuccino estaba triste. Naneth está triste. Nosotros estamos tristes por Naneth. El sábado un mensaje le comunicaba que su hermana había muerto. El maldito cáncer actúa de nuevo. El maldito cáncer que llega hasta los más recónditos lugares del planeta como la pequeña isla filipina de donde procede Naneth. Es increible pero Naneth sonríe incluso cuando llora. Difícil eso de consolar en inglés a una persona que pasa por semejante trago tan lejos de los de su sangre. Le dijimos que no se preocupase por nada, que le ayudaríamos a gestionar los imprevistos y que estuviese tranquila, que nosotros pordríamos prescindir de ella por un tiempo. Evidentemente en el nosotros no estaba incluída yo, pero da igual, me pegaré al nosotros y entre todos nos apañaremos. Así como un cojo necesita su bastón y un miope sus gafas, yo necesito mi tercera mano, que le vamos a hacer, cada uno necesita lo que necesita.
A Catalina le tuve que obligar a llorar antes de que los ojos se le salieran de la cara, le expliqué que llorar es bueno y a veces necesario. Lloró un buen rato y luego abrió su hucha para darle el dinero que tiene ahorrado a Naneth. Afortunadamente le intercepté a tiempo y le expliqué que era muy bonito su gesto, pero que quizá era mejor que le comprara un regalo, que se pondría muy contenta.
Bruno no podía dejar de mirarla a la cara con una mezcla de pena y curiosidad. Creo que trataba de ver en qué consistía la tristeza. Esa mañana volvió de un cumple cargado de golosinas para Naneth, para que no estuviera tan triste.
Y mientras yo pensaba lo triste que es el mundo y lo maravillosos y tiernos que son los niños.
Y mientras yo pensaba en cuánto desearía volver a ser niña, volver a vivir aquellos tiempos en lo que lo peor que te podía pasar era que te llevaran al dentista o que te pusieran una inyección. Ahora lo que mejor te puede pasar es que sólo tengas que ir al dentista y que te tengan que poner una inyección ...

viernes, 12 de marzo de 2010

De noche y de día

Soñé con un campo de flores .
Soñé con montones y montones de libros.
Soñé con cielos muy azules y nubes blancas de algodón.
Soñé que la música no dejaba nunca de sonar.
Soñé con un aire limpio.
Soñé que iba en bicicleta.
Soñé con el sonido del mar.
Soñé con delfines.
Soñé con una puesta de sol en Africa.
Soñé que tomaba el té con Rajid en la India.
Soñé que me perdí y no tuve miedo.
Soñé que no sabía lo que era el miedo.
Soñe con un abrazo.
Soñe que tocaba la guirarra junto a un fuego en una playa de Morro Bay.
Soñé que olía a naranja con canela.
Soñe que hacía mucho frío, pero yo no tenía frío.
Soñé que los hospitales eran balnearios.
Soñé con una casa en un árbol.
Soñé con un árbol muy, muy, muy alto.
Soñé con una coreografía para niños.
Soñé que todos los niños del mundo bailaban.
Soñé en colores.
Soñé que me deslizaba.
Soñé que saltaba muy alto.
Soñé que respiraba dentro del agua.
Soñé que hablaba el lenguaje de las hadas del bosque.
Soñé que un beso en la frente me quitó el dolor de cabeza para siempre.
Soñé que volaba.
Soñé que nunca volvería.
Soñé con ancianos que paseaban dando saltos.
Soñé en espiral.
Soñé que todo era mentira.
Soñé que era viento y lluvia a la vez.
Soñé que no podía dejar de reir.
Soñé que no se acababa.
Soñé que alguien me contaba un cuento.
Soñé con un sabor que nunca había probado.
Soñé que no dolía.
Soñé en versión original (sin subtitular)
Soñé que era de noche y de día a la vez ...

y entonces me desperté, y no estaba aquí.

lunes, 8 de marzo de 2010

Camisetas para el invierno

Hace dos días, mientras esperaba durante uno de esos tiempos muertos en los que me toca esperar unas cosas y otras, entré en una tienda en la que yo nunca me compro nada para mí pero en la que a veces encuentro cosas que están bien para los demás, es una cosa rara, lo sé, pero es así. El sábado encontré un estupendo foulard para el cuello de mi hijo, era el último que quedaba, no tenía precio, se lo robé a un niño percha y volví un poco loca a la inútil dependienta de turno de sábado que no sabía muy bien ni cuánto costaba ni si me lo podía vender o no. Cuando lo fui a pagar me atendió la dependienta maja, sonriente, estilosa y contenta de ejercer su oficio una mañana de sábado, y ¡madre mía! como me gusta la gente así, la gente que genera energía a base de buen rollo. Cuando me disponía a firmar el recibo le dije, espera un poco por favor, he visto algo colgado ahí que me gusta, y efectivamente, era una camisa-eta de tirantes muy chula que desde su percha me gritaba"cómprame", y tras comprobar que era mi talla y que su precio era moderadamente razonable, la compré, porque siempre adopto a casi todas las camisetas y demás que me gritan desde las estanterías y las perchas. La simpática dependienta me dijo que era la última que quedaba, se ve que el sábado era el día de la última prenda para Marta, pagué y me fui de allí muy contenta con mi camisa-eta de verano en una bolsa marrón. Cuando llegué a casa y me la probé me di cuenta, aunque quede un poco mal decirlo, de que me quedaba perfecta y de repente me entraron unas ganas locas de que llegara el buen tiempo, de vestir ligera, de los días de sol en la piel, de calor en el corazón, de brillo en los ojos y de luz en la cara y pensé diréctamente en el verano saltándome la primavera, y decidí que ya no puedo esperar más, que se me está acabando la energía solar acumulada en el hueco que dejó libre mi pobre bazo y que ahora utilizo para guardar cosas que molan, como la energía solar, alguna sonrisa de repuesto, paciencia envasada al vacío, optimismo sin fecha de caducidad y muchas más cosas, porque el hueco es muy grande, date cuenta de que mi bazo era casi siete veces más grande que el tuyo, y eso lo bueno que tiene es que me ha dejado un espacio enorme para guardar este tipo de cosas que me resultan tan útiles ahora en mi nueva vida . Y entonces me di cuenta de que los árboles están empezando a florecer tímidamente y éso me animó. Y sé que la primavera no es la mejor época para mis dolores de cabeza, aunque quien sabe, quizá eso cambie algún día, pero sé que después de la primavera llega el verano, que si es una buena época para mis dolores de cabeza y para mis dolores de espíritu. Y me puse contenta.





Esta mañana me he levantado y creo que al salir a la calle me he dado de narices con el día más frío que recuerdo de todo el invierno.
Todavía me duelen las orejas después de esperar cinco minutos a que llegara el autobús rojo y blanco, conducido por un señor con gafas que se llama Armando, que lleva a mis hijos al colegio.

viernes, 5 de marzo de 2010

Lucha de gigantes

A veces dudo de que sea capaz de mantener una lucha de gigantes durante el resto de mi vida. A veces soy fuerte y optimista y, a base de sonrisas y arropada por el sol y los que más me quieren, avanzo con paso firme, hasta que llega un día en que me cuesta levantarme porque siento como si durante la noche, aprovechando que yo duermo profundamente, alguien o algo disfrazado de gigante me hubiese apaleado con saña con el objetivo de gastar mi sonrisa y robarme esas fuerzas acumuladas que guardo bajo llave cuando descanso.
Y ahora me pregunto si podré con el gigante, porque me cuesta luchar, porque ando escasa de fuerzas, porque los dolores de cabeza me dejan fuera de combate día sí y día no, porque mi médula rebelde no cambiará nunca y seré yo la que me tendré que adaptar a ella y no ella a mí, porque me cuesta reunir las fuerzas para pelear contra organismos oficiales a los que les importo nada o menos, porque me duele la espalda de una manera muy rara que me recuerda demasiado a tiempos pasados delosquenoeranmejor, porque todo el mundo me dice tranquila no pasa nada no es nada, y eso es lo mismo que me decia todo el mundo poco antes de que sí que pasara algo y sí fuera algo, porque mi hija se pregunta ahora por qué Cristina tuvo que morir y yo no sé que decirle, porque mi hija piensa ahora en la muerte y en las enfermedades y sufre animada por su exquisita sensibilidad, esa sensibilidad que le hace pintar hermosos cuadros y cantar como los ángeles pero que también le hace sufrir en exceso cuando no le toca, porque yo me culpo de todo eso, de eso y de otras cosas.
Y entre tanto, de repente un día sale el sol, y cojo mi cámara y me voy, y la sonrisa se me dibuja en la cara y entonces todo el mundo me dice lo bien que se me ve, y yo me lo creo, y sonrío aún más... y de repente un día viene LoL a tocar a Madrid, y yo me pongo una camiseta de conciertos, unos vaqueros rotos y uno de mis mil pares de botas y me planto allí como si fuera de viento y mentalmente reto a todos los que me rodean a adivinar que parte de mi anatomía no funciona del todo bien, porque está más loca que yo, y sé que no lo van a adivinar...y de pronto un día me pongo a correr y me visto de atleta vintage con zapatillas adidas y me camuflo entre los numerosos joggers que llenan los parques de mi residencial pueblo ... y mientras tanto quedo con unos amigos y con otros y tomo mucho café y mucha cerveza sin alcohol ... y voy a cumpleaños infantiles ... y hago de taxista por la zona noroeste de Madrid, y os aseguro que me resultaría más fácil hacer de taxista sij en Nueva York que circular por las calles de las urbanizaciones de Pozuelo, Majadahonda, Las Rozas, Torrelodones, Villanueva de la Cañada, Valdemorillo, Brunete y Las Matas, porque además me niego a usar el GPS, soy así, la explicación no la tengo, pero es que yo hago muchas cosas para las que no tengo explicación, las hago o dejo de hacer porque sí y ya está ... y en otros momentos hago otras cosas ...

Pero entre tantos mientras tantos llega un día en que me faltan las fuerzas, y vuelvo a empezar de nuevo, tengo que sacar la espada, ponerme el casco, borrar la sonrisa y poner cara de arghhh, ahí está de nuevo el maldito gigante, vaya pesadilla corriendo con una bestia detrás, dime que es mentira todo ... ay perdón, me despisté, pues eso, que me toca otra vez luchar, hasta que vuelva a salir el sol, y así van pasando los días en este mundo descomunal, donde siento mi fragilidad.

Pero si hay algo que realmente me da miedo es la enormidad, me da miedo que un día nadie pueda oir mi voz. De momento saco el paraguas hasta que salga el sol.

http://vimeo.com/9888200

martes, 2 de marzo de 2010

Analgésicos y saltos (o viceversa)

Esta mañana me ha costado despertar. Una vez que he conseguido despertarme, me ha costado abrir los ojos. Cuando he conseguido abrir los ojos me ha costado un triunfo levantarme de la cama. Pero al final lo he conseguido. Lo he hecho por mis hijos. Con el piloto automático en marcha y una sonrisa he conseguido hacer dos trenzas perfectas, he conseguido domar un pelo de surfero que apuntaba en diferentes direcciones, he conseguido cargar con la mitad de las mochilas llenas de cosas que pesan bastante más de lo que se podría considerar razonable y he llegado a la parada de ruta donde, con un beso y un abrazo multiplicado por dos, he despedido a mis hijos hasta las seis de la tarde. Con el piloto automático y de vuelta a casa he seguido durante minuto y medio una conversación a un padre de ruta que no me interesaba nada, ni la conversación ni el pesado padre, que cada día es más pesado por cierto, con una sonrisa de oreja a oreja y un "que pases un buen día" he tomado la calle que conduce a la mía, he llegado a mi casa, me he quitado las botas, me he puesto una camiseta, he cerrado la persiana que no es persiana pero que hace funciones de persiana y ahora no me sale cómo se llama y me he tirado de cabeza a la cama.
Yo me pensaba alimentar hoy de pastillas, pero Naneth ha interpretado su papel a la perfección, y como si en una película estuviésemos viviendo me ha subido una bandeja con un desayuno muy rico, y es que todo lo que huela a café y lleve mermelada de arándanos a mí me parece muy rico, así que primero me he tomado el desayuno y luego media pastilla de analgésico, porque me dolía la mitad de la cabeza, y yo sigo empeñada en reducir al máximo las dosis de productos químicos que meto a mi cuerpo, y me ha dado por pensar en que mi pobre hígado debe de estar agotado de tanto procesar y procesar, y aunque los médicos me dicen que las pastillas son para lo que son y para eso las tomo, y que los analgésicos se toman cuando llega el dolor y para eso están, y que es de idiotas aguantar el dolor cuando existen los analgésicos que para eso se crearon, yo sigo pensando en mi hígado (me gusta más como suena la palabra en inglés, pero quedaría un poco cursi llamar a mi hígado en inglés, tan cursi como llamar a tu hijo Kevin González si eres de Carabanchel, no sé ... de momento lo dejo en hígado, que suena fatal). Perdóname hígado, tú sabes que sólo tomo lo que me obligan a tomar y los analgésicos justos y necesarios. Pensando en ésto me he dormido durante un rato (es que estoy tan, tan cansada) y soñando mi nueva vida en Vancouver estaba cuando el sonido del teléfono me ha despertado, sí digamé, no no está en casa, sí, sí soy su esposa o lo que sea que sea, no, no estoy interesada, sí ,sí, segurísimo que no estoy interesada, no, no vuelva a llamar en otro momento, no, no él tampoco está interesado, sí, sí, se lo digo yo que soy su esposa o lo que quiera que sea, no, no vuelva a llamar o le mato, sí, sí, he dicho le mato, es que ¿sabe qué? me ha despertado, sí, sí, permítame dudar que lo siente, sí, sí que usted también tenga un buen día. Yo de momento me voy a tomar la otra mitad de mi pastilla, porque ahora me duele la otra mitad de mi cabeza, lo siento hígado, hoy ya tiro la toalla, hoy no tengo ya ganas de aguantar ni la más mínima molestia. Ahora voy a mirar para otro lado y voy a intentar seguir durmiendo, porque hoy no tengo intención de hacer nada, nada más que descansar.
Media hora después de tomar la decisión de no hacer nada, cuelgo un el primer salto que encuentro en mi archivo de saltos en mi página de miracomosalto. Es un salto de Catalina en Macarella, dentro del agua, un salto difícil, pero es que la capacidad de Catalina para realizar saltos difíciles es increible. Tengo muchos saltos en mi archivo, antes me costaba más conseguirlos, pero ahora mis hijos llegan a un sitio y lo primero que hacen es saltar para luego dedicarse a otras cosas. Antes yo insistía, salta, pega un salto, salta por favor, venga otro salto y lo dejamos, ahora no hace falta que yo diga nada, saltan y ya está.
La gente me pregunta el porqué de la historia ésta de los saltos, y yo, depende del día que tenga, cuento una cosa u otra, o me invento una historia sobre la marcha. Ni yo misma sé muy bien el porqué. Parte de culpa la tiene mi hermano, creo que parte de culpa la tiene también mi abuelo Bruno (q.e.p.d), que era especialista en saltar, puede que mi hermano lo haya heredado de mi abuelo, cuyo espíritu vive aún en su habitación de la casa de Polanco, creo que no se fue del todo de allí el día que se murió, no estoy segura. El caso es que mis hijos también saltan muy bien, y los saltos quedan muy chulos en las fotos. Ahora todos celebramos la vida saltando, es una tontería como cualquier otra, pero es mi manera de agradecer a las fuerzas del universo (el universo ése del máster) el que hace dos años yo no me muriera y por ello yo, y los que me rodean (en ese orden) pudiéramos seguir saltando y sonriendo y ... relativizando.

lunes, 25 de enero de 2010

DomingoAstromántico I do like Mondays

Pensaba ayer domingo en particular en los domingos en general ... en la importancia del domingo.
El domingo es el día clave de la semana, si eres feliz los domingos, todo va bien. Si los domingos son raros, si los domingos te producen desasosiego, si los domingos te inspiran demasiado, si cuando te gustaría desaparecer de la faz del planeta es precisamente un domingo, si los domingos ves en blanco y negro, y si por todo eso además piensas que las cosas son así porque tienen que ser así ... tenemos un problema, entonces seguro que las cosas no funcionan en este mundo tal y como a tí te gustaría que funcionasen. Esa es mi teoría, seguramente sin sentido, como mucha de las teorías que yo elaboro en mi cabeza, discuto conmigo misma y, afortunadamente, no comparto con casi nadie.
Esto no tiene nada que ver con eso de "me deprimen los domingos porque mañana es lunes", nada que ver. Además, tú ya lo sabes, a mí me encantan los lunes, I do like Mondays, siempre fue mi día favorito, el lunes, con sus seís días por delante, me ofrecía la posibilidad de tantas cosas, de tantos planes, ... eso sí, todo acababa en un domingo (a veces en color, a veces en blanco y negro).
Ahora me siguen encantando los lunes, pero también los domingos ... ahora, para mí, todos los días son lunes, ahora me gusta simplemente abrir los ojos por la mañana, me da igual el día de la semana, después ya me las apañaré yo con mis cosas independientemente de que sea fiesta o no, de que haga sol o de que llueva.
Desde el día en que en mi vida tropecé con mi particular House disfrazado de Dios en versión capicúa ya ningún día de la semana volvió a ser igual para mí ... el estribillo de la canción cambió.



El domingo es un día de levantarse tarde, un día de brunch con cantidades insdustriales de tortitas con kilos de nata y litros de chocolate, es un día de cine, de café, de hacerse fuerte en el sofá, de manta, de peli, de pizza, de periódicos, de suplementos de periódicos, de paseos, de música, de desorden, de baños largos con mucha espuma, de una pastilla en vez de dos, de tabletas de chocolate y te perdono el platano para merendar, de pensar y no pensar, de hablar por teléfono con aquellas personas que entre semana no son las mismas porque no tienen tiempo para pasar una hora hablando por teléfono de cosas que se supone que no son importantes aunque a veces (casi siempre) sean más importantes que las que ellas se creen que lo son, porque dime tú si no es importante hablar durante un largo rato de "no sé si me gusta más el chutney de mango o la salsa de cebolla caramelizada que me gusta tanto que el otro día casi me la echo en el yougurt natural pero no lo hice por miedo a que me flipara la combinación porque estoy un poco asustada con las cosas que me gustan últimamente y mira tú por donde ya va siendo hora de que aprenda a combinar bien las salsas aunque creo que nací con ese instinto un poco atrofiado porque me pasa igual con la nocilla (con la nutella en su defecto) que la mezclo con todo y luego me miran mal y además creo que les estoy pegando esa manía a mis hijos porque el otro día Catalina me pidió un bocadillo de nocilla con plátano y galletas y yo no quiero que mis hijos sean raros por lo menos de momento aunque luego me paré a pensar en la combinación de ingredientes y tampoco estaba tan mal ... pero le dije que no que no tenía platanos porque el último se lo había comido Bruno después de tirar el resto a la basura porque estaban pasados pero que sacase un tubo de leche condensada de la nevera y que se preparase un bocadillo con lo que quisiera imaginación al poder luego dicen que somos raros y va a ser verdad que todo es por mi culpa ... bueno te cuelgo que me llama mi madre por el fijo que sólo hemos hablado hoy tres veces ciao".Esa conversación sólo puede tener lugar un domingo por la tarde, eso está claro.

Ahora, los domingos, yo canto cosas como "te deslizas como si fueras de viento, y al contacto con mis dedos te desvanecieras heeey ey hooo ... si tu magia ya no me hace efecto, ¿cómo voy a continuar?, si me sueltas entre tanto vientoooooooo, ¿cómo voy a continuar? .... ¿cómo voy a continuar? ... "



Antes los domingos eran para mucha gente día de fútbol, y yo a veces me he tragado algún domingo de fútbol, pero ahora cualquier día es día de fútbol, o al menos esa impresión me da a mí, porque que yo sepa, hay sábado de fútbol, miércoles de fútbol, lunes de fútbol, y si no, pues ponte a zapear por la kilométrica lista de canales de las actuales teles extramegaplanasdediseñoalucinante y encuentras fútbol, así que el domingo ya no es lo que era (en lo que al fútbol se refiere). Sólo me queda conseguir que alguien con el poder de prohibir cosas prohiba la emisión por radio de esa joya de programa llamada "Carrusel Deportivo", que algunos viajes de vuelta de domingo he tenido que sufrir encerrada en un vehículo, llamesé coche de alguna alma poco caritativa como la de mi primo, llámese autobús de línea Santander-Madrid. Pero eso pasó hace mucho tiempo, ya no viajo en autobús de línea y hace años que no veo a mi primo (iba a decir ni ganas que tengo, pero no lo digo). Pepe sabe que hay cosas que no, porque no, y una de ellas es sintonizar el maldito carrusel del gol en la condomina cuando yo estoy a menos de 150 kilómetros a la redonda. Es que el nombre le viene que ni pintado, carrusel, mareo, todo me da vueltas, carrusel, y si lo mezclamos con tabaco ... pues, todo me da más vueltas, que se calle ese señor que grita, que se calle por favor, puritos rei, jamones, y coñac ... gol en el benitovillamarin gooooooooool, lo dejo me estoy mareando de verdad ...

El domingo es un día de vueltas, de atascos, de pensar en que el fin de semana es muy corto y no da para nada, el domingo es un día tonto, o listo, para muchos el día del señor, para otros el día de libranza, para muchos el día de comida familiar y tarde en casa de los abuelos, otros se van al campo, a saltar como cabras, y cuando hace buen tiempo se llevan la comida y (algunos) lo dejan todo hecho un cisco.

Para muchos los domingos no tienen remedio ni solución ni arreglo, hay que pasarlos, y si no que se lo pregunten a un muy buen amigo mío, el sí que sabe sufrir como nadie lo que es un domingo.
Y como no sabía cómo acabar de hablar de los domingos le pedí a este amigo que me diera una palabra para definir domingo y me contesto sin pensar ni un segundo : el terror. Ahora sí que la fastidié, ya lo complique todo más. Ahora sí que nadie va a entender nada de nada. Sólo decir que César, ¡anda! escribí sin querer su nombre (lo siento César, pero es que me tengo prohibido corregir este blog, espero que no te importe) es una de esas personas con las que comparto esas teorías absurdas y no tan absurdas que se me ocurren a veces de noche y a veces de día.
Pero al contrario que a mi amigo sin nombre, a mí sí me gustan los domingos. A mi hija, no, y a mi padre tampoco, pero esa es otra historia para otra ocasión.
Ahora mis domingos son bastante astrománticos ...

miércoles, 20 de enero de 2010

"Madrid-San Diego sin utilizar el lavatory" (y sin explotar en el intento)

Tres horas y diez minutos. Ese es el tiempo que he tardado hoy en recorrer la distancia entre Pozuelo de Alarcón y Polanco. Lo sé. Sé lo que estás pensando. Estás pensando que he corrido demasiado, que la velocidad a la que he conducido mi coche ha sido inadecuada, que me he pasado. Pero no, no ha sido para tanto. Despacio, obviamente, no he conducido, pero tampoco tan deprisa, y por supuesto, no he hecho el loco ni he cometido imprudencias. Hay que reconocerlo, las carreteras han mejorado, ahora se puede llegar a Santander por la estupenda autovía de la meseta sin tener que seguir y adelantar camiones, sin tener que bajar ni las Hoces ni el puerto del Escudo, sin tener que reducir la velocidad cuando ya casi rozas tu destino. Cuando viajo sola conduzco más deprisa, no lo puedo evitar ... Hoy he tardado dos discos de Love of Lesbian y una lista de reproducción de no muchas canciones en llegar a mi casa. Menos mal que a mi madre no le ha dado por calcular el tiempo transcurrido desde mi llamada de "ya salgo" hasta el abrazo de bienvenida, generalmente lo hace y siempre, tardemos lo que tardemos, dice "habéis corrido mucho, no os esperaba tan pronto", hoy la he pillado despistada, se ha debido distraer preparando el exquisito arroz con almejas del Cantábrico que me ha sabido a gloria (celestial). Y del arroz con almejas al sofá con chimenea, para el que, esta vez, no tengo competencia, todito para mí. Nadie se puede imaginar la cantidad de horas que sería capaz de pasar tirada en ese sofa, si me dejaran las circunstancias que nunca me dejan, sin levantarme ni siquiera para ir al baño. Es que nadie se puede imaginar la cantidad de horas que puedo estar sin ir al baño, y que no me oiga mi madre, que se pone enferma por mi culpa. Te lo prometo, una vez, cuando mi problema de claustrofobia estaba en su pico más alto, no es que no me montase en ascensores ni en metro, es que no podía entrar ni en los baños de los aviones. Y por aquellas fechas, hace ya un muchos años, me monté en un avión en Madrid Barajas con destino a Nueva York JFK, y me dije, "total, 6 ó 7 horas aguanto, cuando llegue a JFK voy al baño", pero el vuelo se retrasó y tenía una conexión para San Diego, y tuve que correr como una loca para no perder el vuelo, y en JFK hay que (re)correr muchas millas para llegar de un lado a otro, y yo no sabía ni dónde tenía que ir, el caso es que entre llegar y correr y correr y llegar, de repente me ví metida en un avión con destino a San Diego que realizaría un trayecto con buenas condiciones metereológicas, pero de 5 ó 6 horas de duración (my Godness) y, atención, con escala en San Luis, pero no se preocupen señores pasajeros que no se tendrán que bajar del avión (my Godness). Y lo sé, cualquier persona con dos dedos de frente se hubiese metido en el baño del avión para satisfacer su necesidad fisiologica correspondiente, pero yo no tenía (¿tengo?) dos dedos de frente, tenía un nudo en mi cabeza que me impedía entrar en el maldito espacio ese llamado lavatory, y allí me veo, sobrevolando los Estados Unidos de America, God save America, pero firme en mi decisión de no entrar en el lavatory. Sobreviví a la escala de 100.000 minutos, o lo que parecieron 100.000 minutos en San Luis, aterricé en el aeropuerto de San Diego, no sé cuant(ísimas) horas después de despegar de Madrid, anestesiada por las ganas, agotada por las ganas, dolorida por las ganas, muerta de ganas, y cuando bajo del avión y cojo (agarro) mi equipaje y me dispongo a buscar el baño (que no lavatory), un enorme y con cara de pocos amigos chico de color con un cartel en el que se lee "USIU students" agarra mi equipaje y empieza a andar por el aeropuerto a grandes zancadas. No me quedó más remedio que seguirle como pude, y cuando me quise dar cuenta estaba instalada, junto a mi equipaje y junto a un chico japonés y a una chica italiana, en el asiento trasero de una van(goneta) de color, negra, de color negro, una van(goneta) de color, como su driver, que durante ¡30 minutos! (o más) condujo prudentemente por la autopista hasta que se desvió en Pomerado Road, fin de trayecto. Cuando llegué a mi alojamiento, con mi equipaje, no sabía si era de noche o de día, no sabía cuántas horas habían pasado desde que salí de Madrid, sólo sabía que estaba en condiciones de asegurar que el cuerpo humano, por lo menos el mío es capaz de estar más de un día, mucho más, sin utilizar un lavatory ... y sin explotar.




NOTA : Todo lo que se cuenta en este post es verídico, ocurrió tal y como se relata, aquí no hay realidades que parecen coincidencias o coincidencias parecidas a la realidad o parecidos realmente coincidentes. Eso sí, se aconseja no imitar a la protagonista de esta hazaña "Madrid-San Diego, con escala en Nueva York y San Luis sin utilizar el lavatory" ... podría explotar en el intento.

martes, 19 de enero de 2010

Me duele ...

Me duele la cabeza.
Me duele el "hace dos años que ... ".
Me duele la cicatriz.
Me duelen los recuerdos.
Me duele la espalada.
Me duele el corazón.
Me duele la tristeza.
Me duele la alegría.
Me duele el alma.
Me duele mi sonrisa.
Me duele el frío.
Me duelen las canciones.
Me duele el aire.
Me duelen las lágrimas.
Me duele querer.
Me duele no querer.
Me duele pensar.
Me duele una rodilla, cuando salto.
Me duelen mis botas negras ... y mis converse all star blancas.
Me duele el viento, y la lluvia, mi guitarra, la noche.
Me duele el día.
Me dueles tú, y él, y ella ... me duele un anciano que ví en la calle el otro día, llevaba boina, si hubiese llevado sombrero seguramente no me hubiese dolido, pero llebaba una boina negra, y me dolió.
Me duele la garganta cuando trago pastillas, y me duele el estómago después de tragarlas.
Me duele mi médula ósea, ya sé que la médula sólo duele cuando te la pinchan, pero tampoco el corazón duele, sólo cuando se infarta, y a mí el mío me duele, y la médula también.
Me duele que mis amigos me riñan porque no les hago caso.
Me duele hablar.
Me duele escuchar.
Me duele llorar.
Me duele ir ... y venir, y conducir, y girar y andar, y parar, y correr.
Me duele llamar ... y no llamar.
Me duele gritar.
Me duele un brazo, el derecho.
Me duele mentir, y a veces lo hago. Pero también me duele decir la verdad, y casi siempre lo hago.
Me duele cuando respiro.
Me duele la mandídula cuando bostezo.
Me duele Haití.
Me duele el negro, el blanco y el gris.
Me duele soñar.
Me duele el mar.
Me duele eso ... y aquello.
Me duele el pasado.
Me duele lo que pasó.
Me duele lo que podía haber pasado si ...
Me duele pensar en aquella vez que me rompí un diente... y en aquella otra vez que me caí de la bici.
Me duele la mañana, y la luz de la mañana ...

Me duele saber ...