miércoles, 24 de noviembre de 2010

Cosas de coches y otras cosas



No te lo vas a creer pero son las diez de la mañana y estoy escribiendo en el coche de Pepe, bueno por llamarlo de alguna manera, porque aquí las cosas no son de nadie, todo es

de todos y nada es de nadie, y los coches también, aunque este es el coche de Pepe, de alguna manera hay que llamarlo, aunque también me podía haber referido a él como el maldito coche negro que esta mañana ha amanecido sin batería y me ha hecho la puñeta. Y no quiero echar culpas a nadie, pero yo hoy tenía planes, sí, tenía planeado pasar unas cuantas horas de mi mañana charlando con mi edredón, mi cuerpo hoy no se encuentra del todo bien, mi cabeza se encuentra un poco peor que mi cuerpo, mañana me toca revisión y hoy necesitaba una jornada de reflexión que si no ejercía por la mañana, ya no ejercería (es decir, ya no ejerceré).

Salgo a acompañar a mis hijos al autobús del colé y me encuentro a Pepe maldiciendo junto al coche que no arranca, pues vaya. "Necesitarás el tuyo, pues claro, vivimos en el más allá, ¿no recuerdas? ¡exagerada!, son 10 km del centro, lo sé, siempre tuve tendencia a la exageración, ¿y qué?, por la tarde me convierto en sij neoyorquino aunque mi coche no sea amarillo, shit, el transporte público no me viene bien hoy, tengo un curso de nosequé en nosedónde, he quedado connosequién hace nosecuántosminutos, vaya creo que me estás pidiendo que te lleve a Madrid, sí, mientras llevo a los niños tú sigue haciendo el boca a boca a tu maravilloso coche, quien sabe ..., cuando vuelva te llevo, madre mía que frio hace hoy, corred corred que se hace tarde, mamá ¿la tierra da vueltas alrededor del sol?, si hijo, ¿muy deprisa? pues yo qué sé hijo, corre, no arrastres la mochila, pues los fines de semana creo que si las da my deprisa, pasan muy rápido, hala pues tú como la tierra los fines de semana, corre, que perdemos el bus, Catalina, los gorros son para la cabeza, las aceras para caminar, cuidado, (extracto de una desordenada conversación a tres grados un miércoles de noviembre en las afueras de la capital del reino).

Y de esa manera me encuentro metida en un atasco de mañana como antes de que mi vida dejase de ser como antes, y de esa manera me reencuentro con mi ex colegas los listillos que maniobran entre carriles, y de esa manera me entran ganas de vomitar, pero como no he desayunado paso de vomitar y me concentro en las interesantes conversaciones de Pepe con encargados de talleres varios, señoritas que atienden el teléfono en la aseguradora que se asegura de que estemos seguros y que hace esos anuncios publicitarios tan odiosos, y cómo no, con las horribles maquinas parlantes esas de si quiere hablar con x marque 1, si quiere hablar con y marque 2, si quiere asesinarme marque 3, desde aquí reivindico el derecho a que atiendan tus llamadas personas humanas de carne y hueso y corazón que late(a poder ser amables), y ya puestos vuelvo a decir que estoy en contra de la extinción de la figura del gasolinero de toda la vida en las estaciones de servicio.

Pero afortunadamente estoy metida en un atasco con billete de ida y vuelta, porque minutos después circulo en dirección contraria, justo como a mí me gusta, a contracorriente, volviendo cuando los demás van, escuchando mi radio, en mi poco común equipo de música, lo sé soy un poco friki, y puestos a reivindicar, desde aquí pido que no se olvide a la pobre cinta de radiocassette de toda la vida, yo tengo uno de esos en mi coche, eso sí con autoreverse, no te vayas a pensar, y además estoy en contra de la extinción de los expositores de venta de cassettes en las gasolineras.



Y aquí estoy de vuelta en casa, después de que un amable chico mecánico de formación haya conseguido arrancar el coche, haciendo tiempo para que la batería se recargue, sentada en el coche tomando un café calentito en mi termovaso Dean & Deluca (toda una institución) y aprovechando para escribir, mira tú qué cosas, bueno cosas cotidianas, coches que se estropean, bajas temperaturas, coches atascados, cafés en termovasos, la vida misma, creo que ya he he esperado bastante, esta batería tiene que estar en plena forma. Problema solucionado de momento.



Dos horas más tarde.

Me duermo. No era cierto, el problema no estaba solucionado. Tras varias gestiones realizadas por mi misma el coche viaja en una grúa conducida por un chico con barba que antes de partir me ha dado un consejo, no sabría reproducirlo literalmente, pero creo que me he quedado con la idea, tenía que ver con la tristeza y con la felicidad, y tiene gracia hablar con un conductor de grúa sobre la tristeza y la felicidad, pero no me preguntes cómo surgió la conversación, él parecía feliz con su grúa .... bueno el coche al taller, yo me duermo, esta noche casi no he dormido, entre mi dolor de cabeza, la tos de Catalina y mis pensamientos versión tetris me he hecho un lío de noche, al final me he decidido por la música y me he enchufado en vena mi último descubrimiento, bueno no es mío, me lo han descubierto, me lo han regalado, es una canción que dura 25 minutos, es una canción letanía que me sirve para evadirme, para irme, para volar, para flotar, me pierdo y no me encuentro, ni falta que me hace, y lo siento mucho, no la pienso compartir con nadie, mira que me gusta compartir canciones con todos, pero esta no, no quiero hacerlo, no me apetece ... es mi canción de 25 minutos, la que utilizo para calmar mis pensamientos versión tetris o para disfrutar porque sí, porque me gusta volar.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Días de hospital


Tardé un buen rato en darme cuenta de que el molesto pitido era una interpretación libre del sonido de mi corazón que un máquina enganchada con un cable a mi dedo índice derecho reproducía insistentemente. Al final abrí los ojos y vi a varias personas borrosas, entre ellas estaba dios, vestido de verde con bata blanca y número de colegiado, ver a dios siempre me tranquiliza, que me hable me calma, y que me diga que todo está bien ya ni te cuento, eso fue lo que me dijo, eso y que descansara un rato, o que me fuera espabilando no recuerdo bien, el caso es que le sonreí, volví a cerrar los ojos y arrullada por la versión máquina de mi corazón intenté volver al estado del que venía, vale, lo reconozco, soy una yanqui al más puro estilo Lampreave en "Bajarse al Moro", pero si pudiese atrapar esos segundos que transcurren entre 'el me enchufan y el ya me he dormido', sería feliz ... qué le voy a hacer. Sin embargo, creo que de lo que se trataba era de que me fuera poniendo las pilas poco a poco, tenía la garganta anestesiada, no podía tragar saliva, me empezaba a doler la cabeza, el oxígeno me molestaba, la luz del techo era demasiado intensa, el pitido me estaba rallando, ya vale, me quiero ir, de repente me entraron unas ganas tremendas de hacer como en las películas, arrancarme cables y tubos y salir corriendo por los pasillos, lo he pensado tantas veces, molaría mucho hacer eso, y reproducir la carrera en cámara lenta, mientras esquivas camillas y camilleros, pero para hacerlo hay que tener fuerzas, vale ayer las tenía, más o menos, otras veces no, pero ayer sí, hay que ser un poco peliculero, venga, yo lo soy, y por último hay que quitarse una aguja enorme de la vena ayyyyy, noooo, que venga una enfermera y me quite esto del brazo por diosssss, y hablando de dios, dios está contento porque vamos controlando todas estas cosas raras que me pasaron por dentro, ahí se encuentran en stand by ... me dio una foto chulísima de cómo soy yo por dentro ...

Vámonos corriendo de aquí, hace sol, se acabó el hospital por hoy, vamos a tomar un café a una pastelería que huela a bizcocho de manzana con canela, necesito que mi cerebro absorba otro olor, luego iré a abrazar a mis hijos que huelen a mar (creo que es de tanto ver Bob Esponja).

Unas horas después deshago el camino al hospital con Cata y su dedo roto, banda sonora de 'ayes' de todo tipo, lagrimas, gritos y quejas más que justificadas, la puerta del coche ha machacado vilmente el índice izquierdo de su mano, zaassss, se acabó la guitarra por un tiempo, buaaaaaa.
Mientras, yo la consuelo y trato de explicarle que el hospital es un sitio que no le tiene que dar miedo ni mucho menos, todo lo contrario, es un sitio donde afortunadamente te ayudan, te curan y eso ...