lunes, 18 de julio de 2011

Vientos

Hace mucho tiempo que no escribo (en este blog) y no creo en la oportunidad de dar explicaciones de por qué o por qué no escribo o dejo de escribir (en este blog) ... en realidad "...a quién le importa lo que yo haga, a quién le importa lo que yo diga ..."
Este verano raro avanza, todo es raro, en la isla los vientos no acaban de cuadrar sus calendarios, juegan a despistarme, me levanto y me lleva un buen rato comprobar que sopla viento sur, porque a los que no somos viejos lobos de mar, sino simples marineros en prácticas, no nos resultan tan fáciles esas cosas, y tomamos decisiones, y resulta que avanza el día y sin previo aviso, el sur decide que se toma el resto de la jornada libre y despierta a su primo el norte, y entonces me descoloca, porque las olas se ponen en mi contra, y es difícil navegar así, pero a todo se aprende, hasta a jugar con los vientos y mareas, esquivar medusas, surfear olas que parecen enormes pero que se acercan y no lo son tanto ... pero lo bueno es que en la isla el sol siempre está ahí, animando día a día, y eso para los que, como yo, ahora funcionamos con energía solar mientras reparan nuestro sistema alternativo, pues es de agradecer.
Está siendo un verano raro, de la isla salté a la ciudad de la luz y volví ... voy de luz en luz, lo que allí sucedió se merece un blog novela, qué menos !
Y con el viento volví a la isla, donde Bruno cumplió un año más (y van nueve cumpleaños en la isla) y para celebrarlo mezcló baños diurnos y nocturnos, con carreras sin zapatos por aquí y por allí, vientos del norte y del sur, y mientras yo estuve en París, bañadores mojados y aires acondicionados varios, lo que todo en la coctelera dio como resultado el : "Gabriela te necesito". Bruno ha necesitado a Gabriela cuatro veces este verano, anginas, corte profundo en el pie, reacción alérgica y no me acuerdo de la cuarta, creo que queda claro, Gabriela es pediatra y tenemos la gran suerte de compartir vistas al mar Mediterráneo con ella y su familia, pero no porque sea pediatra obviamente, sino porque Gabriela es una gran mujer que sonríe mucho y da muy buen rollito. Es además la mamá de la princesa de los rizos de oro y del pequeño MaxiBoy, dos grandes personajes que van en bici a toda velocidad y mezclan idiomas en sus conversaciones provocando gran envidia en su audiencia. Gabriela es además un poco culpable de que haya vuelto a retomar esto de poner cosas por escrito (en este blog). Gracias Gabriela por esto, por lo otro, por aquello, por la pomada que le quitó el picor a Bruno, por lo demás ... en fin, que pronto volveremos (o volveré) a la isla, con viento norte o sur, da igual.