martes, 29 de mayo de 2012

Seguir ...

Este post se puede considerar una maniobra de primeros auxilios a un pobre blog que agoniza por causa de abandono de su autora. Hace un par de días un buen amigo se interesó por su estado, y como no era el único que últimamente me había preguntado por él, decidí echarle una ojeada. Fue entonces cuando me di cuenta de que estaba a punto de de cruzar esa frontera que traspasan los proyectos que se pierden en la nada virtual y que nunca se vuelve a saber de ellos. Y eso sí que no estoy dispuesta a permitirlo, así que aquí estoy, tecleando como una loca, tratando de que esta especie de caótico diario (tiene gracia lo de llamarlo diario) recupere su color, su frescura ... una vez conseguí revivir una planta, no sé ni cómo, así que esto me resultará mucho más fácil.
Que todo lo que cuente a partir de ahora no suene a justificación, si no he escrito durante este tiempo es porque no, porque no me ha apetecido, porque no quería contar cosas. No diré eso de "no tuve tiempo", o "no estaba inspirada", la inspiración para Picasso y colegas, para esto poco más se necesita que un portátil con batería. Y tiempo tengo todo el tiempo del mundo para hacer lo que hago, que es vivir, mientras vivo pues hago otras cosas, entre ellas teclear en un portátil con batería de vez en cuando.

Además de teclear soy emprendedora en tiempo de crisis.





Acompaño a mi hijo en sus aventuras deportivas, ya he conseguido entender cómo se juega al rugby, viajo de torneo en torneo por capitales de la península, paso frío, a veces tomo el sol tumbada en la hierba y disfruto mucho.



Sigo mis visitas rutinarias por médicos y hospitales. Me tomo mis pastillas de colores y sonrío muy fuerte el día que amanece nublado.



Viajo dónde, cuánto y cómo puedo. Ahora a París, ahora a Menorca, ahora Macondo. Bonjour. Adeu. Aviones. Maletas. Podría pasarme horas escribiendo, pero no lo voy a hacer.



Catalina está estudiando en Irlanda. Yo estoy/soy feliz. Como cantaba Serrat "a menudo los hijos se nos parecen, y así nos dan la primera satisfacción". Ver a una mini-yo de 11 años desenvolviéndose por el mundo es mi satisfacción. Y respondo desde aquí a todo/as aquello/as (en especial -as) que tantas veces me han dicho ¿puedes vivir con tu hija tan pequeña y tan lejos?. Yes, I can. Todo lo que le hace feliz a ella me hace feliz a mí. Nunca le privaría de nada sólo por mi propia satisfacción de tenerla cerca.



Poco más hago. Voy y vengo. Y depende del día hago esto o lo otro.
Lucho con mi famoso cansancio que, últimamente, me golpea duro. La crisis parece que ha llegado hasta mi sangre y los glóbulos rojos escasean, el hierro bajo mínimos y la ley de incompatibilidades de esto con lo otro hace que vaya un poco arrastrada de aquí para allá. Pero, que conste que eso lo sabéis porque yo os lo digo, porque si no, mi aspecto no os daría pistas de nada diferente a una chica sana, que salta para las fotos, y se levanta todas las mañanas como si fuera la protagonista de un anuncio de cereales de esos que llevan muchas vitaminas y te dan mucha energía, y de paso te pone cara de "qué bello es vivir".

De política, políticos, banqueros, bancos, dinero que va y no vuelve, crisissss que se hacen eternas, riesgos, primas, primas de riesgo, EREs, deudas, recortes,  ... no hablo, eso ya lo hacen otros, de mil maneras, y dudo que mi opinión sea interesante o aporte nada.

Menos mal que el sol sigue saliendo, porque, yo que tengo tanto frío por dentro necesito su calor.