domingo, 21 de octubre de 2012

Con lluvia o con sol

Ya estamos en otoño. Ya ha pasado otro cumpleaños, ya cumplí tarantantantos. Otro 18 de octubre que pasó amenazando con la lluvia que al final en Madrid no llegó a caer pero que en mi norte natal cayó con fuerza como debe ser un 18 de octubre que se precie, lluvioso y gris. Mis cumples son así, lluviosos y grises, por dentro y por fuera. Nací con la lluvia y mi madre siempre me cuenta que diluviaba el día que me llevaron a casa desde el hospital, por eso quizá busco el sol para sobrevivir, por eso no me gustan mis cumpleaños, no tiene nada que ver con la edad, tiene que ver con otras cosas, prefiero celebrar el cumpleaños de mi hermano, en junio, con las vacaciones a la vuelta de la esquina, un día largo y de luz, o de mis hijos, en julio y agosto, o de mis padres en mayo y en junio, prefiero los cumpleaños ajenos, sin lluvia, o con lluvia refrescante ...
El caso es que, de una manera u otra, el tiempo pasa, y si esto fueran unas declaraciones para una revista, yo diría que ahora con taratantantos me siento genial, más segura que cuando tenía veinte, que ahora sé lo que quiero y cómo conseguirlo y todas esas cosas que dicen las mujeres de tarantantantos que hacen declaraciones para las revistas que leen otras mujeres de tarantantantos (ya se sabe que entre páginas de publicidad y páginas de fotos preciosas hay que rellenar con otras cosas), pero como esto es un blog cualquiera que nació con una razón de existir y se mantiene a dura penas con post estacionales me ahorraré las obviedades, y solo diré que a pesar de que los años avanzan sigo con esa sensación de que algo nuevo me espera a la vuelta de la esquina. Esa sensación la tenía con diez años, la tenía con veinte, con treinta y la sigo teniendo intacta. Sigo sintiendo que ni mi casa es mi casa definitiva, ni mi ciudad es mi ciudad definitiva, ni mi lugar en el mundo mi lugar definitivo ... y eso es lo que me hace seguir avanzando, con lluvia o con sol.