Estoy en el ecuador de mi verano. El tiempo ha pasado muy
rápido, pero he hecho tantas cosas, que si pienso en el día de mi particular
chupinazo estival me parece muy lejano. Pero todo lo que a mí me pasa es así,
se mueve entre extremos, paso mucho
calor y paso frío, así que en mi maleta conviven amigablemente ligeros vestidos
de telas etéreas (eso si una tela pudiese ser etérea, pero es que me ha entrado
así de repente la vena de redactora de revista de moda, se me mezclan las
letras y las tendencias, lo ves? Ya te lo dije … todo lo mezclo). Pues eso, que
en mi maleta conviven vestidos y shorts very short con jerseys y botas, porque
en unos sitios pongo mi mente y mi cuerpo al sol y en otros refresco mis ideas,
mi piel y mi corazón a temperaturas splashh.
Cambiando de tema.
Ayer fui a la farmacia a por mis pastillas de colores porque
ya estaba bajo mínimo de existencias. Era la primera vez que iba con mis
recetas desde que se empezó a aplicar el sistema del copago para los
medicamentos. Tuve que pagar, ni mucho
ni poco. La verdad es que puestos a elegir preferiría tomarme un frapucchino de moka que pagar por
mis pastillas de colores, pero mi manera de vivir (parte II) me impide hacer
cosas como cabrearme por gastar mi billete de bolsillo en pastillas en vez de
en un café enorme con hielo triturado y nata. Llámame simple o llámame
Ismael. Ahora soy así, vivo según las
circunstancias que me tocan vivir y me dejo llevar por las olas. He aprendido
que cuando te ves en una situación un poco difícil lo mejor es dejarte llevar
por las olas sin oponer resistencia, estas te acabarán llevando a la orilla, la
clave está en no gastar tus energías en vano, la clave está en utilizar tus
recursos para llegar a la orilla en las mejores condiciones, una vez allí y a
salvo, ya me apañaré.
Un inciso.
De tormentas políticas no hablo, ni quiero, ni tengo ganas,
ni la ilusión por saber y entender que tenía cuando era más joven y pensaba en
otras cosas y estudiaba masters en Relaciones Internacionales y eso. Sólo que a
veces me da por pensar en que, afortunadamente, no cualquiera puede llegar a un
hospital y decir “hola quiero ser médico, ¿dónde está el próximo paciente? que
le voy a abrir en canal, es que me parece que esto de ser médico tiene que
molar …”, de la misma manera que cualquiera puede llegar y decir “a partir de ahora seré
político, hala, qué no sé hacer la o con
un canuto, qué más da …” aaahhh claro, es que que los médicos son gente con
vocación, que se forman con esfuerzo, que ganan sueldos normales y que … bueno
da igual.
Sigo.
Me concentro ahora en hacer las cosas como mejor puedo, mi
aportación a este desbaratado mundo la dejo en forma de dos personas a las que
trato de educar para que sus mentes, sus corazones y sus conocimientos puedan
ayudar a conseguir un futuro mejor para todos.
Y.
Me concentro en llevar adelante un negocio, cosa que se ha
convertido en todo un reto. Ser empresario en este país no es fácil, y ser
empresario en este país en estos tiempos llega a rozar los límites de la misión
imposible. Pero alguien dijo una vez “podemos”, si Obama pudo, I Can. Si la
selección española de fútbol gana copas y recopas y requetecopas y todo eso, yo seguro que también
puedo oeoeoeoeoeoeoeoeoe. Ya sé que ellos van de rojo y todo el mundo les anima
y tienen un gran apoyo mediático, y son muy majos-jos y se sienten segurooooos tirándose en
paracaídas sin instructor y tal, pero bueno, yo voy de Isabel Marant (cuando
puedo), me hago mi publi con la ayuda de los míos, y soy muy maja-jajajaja, y nunca se me ocurriría tirarme en paracaídas por primera vez sin instructor … y tengo que
confesar que me dormí en el sofá viendo los penalties esos del partido contra
Portugal, me dormí porque estaba cansada y relajada después de un estupendo día
de mar Mediterráneo, y porque no
consiguieron despertar mis nervios, últimamente
me emocionan cosas mucho más bonitas …
Y de cosas bonitas hablaré en otra ocasión.