viernes, 5 de noviembre de 2010

Días de hospital


Tardé un buen rato en darme cuenta de que el molesto pitido era una interpretación libre del sonido de mi corazón que un máquina enganchada con un cable a mi dedo índice derecho reproducía insistentemente. Al final abrí los ojos y vi a varias personas borrosas, entre ellas estaba dios, vestido de verde con bata blanca y número de colegiado, ver a dios siempre me tranquiliza, que me hable me calma, y que me diga que todo está bien ya ni te cuento, eso fue lo que me dijo, eso y que descansara un rato, o que me fuera espabilando no recuerdo bien, el caso es que le sonreí, volví a cerrar los ojos y arrullada por la versión máquina de mi corazón intenté volver al estado del que venía, vale, lo reconozco, soy una yanqui al más puro estilo Lampreave en "Bajarse al Moro", pero si pudiese atrapar esos segundos que transcurren entre 'el me enchufan y el ya me he dormido', sería feliz ... qué le voy a hacer. Sin embargo, creo que de lo que se trataba era de que me fuera poniendo las pilas poco a poco, tenía la garganta anestesiada, no podía tragar saliva, me empezaba a doler la cabeza, el oxígeno me molestaba, la luz del techo era demasiado intensa, el pitido me estaba rallando, ya vale, me quiero ir, de repente me entraron unas ganas tremendas de hacer como en las películas, arrancarme cables y tubos y salir corriendo por los pasillos, lo he pensado tantas veces, molaría mucho hacer eso, y reproducir la carrera en cámara lenta, mientras esquivas camillas y camilleros, pero para hacerlo hay que tener fuerzas, vale ayer las tenía, más o menos, otras veces no, pero ayer sí, hay que ser un poco peliculero, venga, yo lo soy, y por último hay que quitarse una aguja enorme de la vena ayyyyy, noooo, que venga una enfermera y me quite esto del brazo por diosssss, y hablando de dios, dios está contento porque vamos controlando todas estas cosas raras que me pasaron por dentro, ahí se encuentran en stand by ... me dio una foto chulísima de cómo soy yo por dentro ...

Vámonos corriendo de aquí, hace sol, se acabó el hospital por hoy, vamos a tomar un café a una pastelería que huela a bizcocho de manzana con canela, necesito que mi cerebro absorba otro olor, luego iré a abrazar a mis hijos que huelen a mar (creo que es de tanto ver Bob Esponja).

Unas horas después deshago el camino al hospital con Cata y su dedo roto, banda sonora de 'ayes' de todo tipo, lagrimas, gritos y quejas más que justificadas, la puerta del coche ha machacado vilmente el índice izquierdo de su mano, zaassss, se acabó la guitarra por un tiempo, buaaaaaa.
Mientras, yo la consuelo y trato de explicarle que el hospital es un sitio que no le tiene que dar miedo ni mucho menos, todo lo contrario, es un sitio donde afortunadamente te ayudan, te curan y eso ...


2 comentarios:

  1. Un besito para Cata. ¡Ay! con lo que duele eso...
    AH! y me alegro de que tu dios te tenga controlada ;)

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  2. Un besito para Cata y otro para tí, guapa. Sois un amor.

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