lunes, 2 de agosto de 2010

Entre dos mares

Pasando el verano entre dos mares disfruto de los días largos sin prisas. En las islas salió el sol cuando llegué, el norte sigue con sus manías de ‘hoy sol mañana lluvia y tonto el que haga planes de ir a la playa sin esperar a que sean las once de la mañana del día elegido’, pero yo ya no miro al cielo para buscar el sol, si quiere salir que salga, si no, que se esconda, a mí … eso sí, prefiero que no llueva, pero si llueve … pues me mojo, o me quedo en casa leyendo que tengo una enorme pila de libros que me he propuesto leer antes de que acabe el verano, y últimamente estoy muy cabezota, y me los voy a leer, pero como también me he propuesto otras varias cosas más, pues no sé si me va a dar tiempo. Es increíble, me falta tiempo incluso cuando tengo casi todo el tiempo del mundo a mi disposición, yo no sé cómo me las arreglaba antes para hacer esas cosas que me gustaba hacer y que … creo que hacía, porque a veces hasta lo dudo. ADX (antes de eso) mis hijos eran pequeños, eran dos bebés con necesidades y horarios diferentes que no dejaban un minuto libre, ADX yo tenía un trabajo con horarios irregulares que incluían guardias de fin de semana, ADX probé y sufrí montones de cuidadoras que nunca se adaptaban a mis necesidades, ADX contaba los días en el calendario y hacía combinaciones imposibles para conseguir un tiempo muerto, ADX yo estaba enferma y no lo sabía, mi cuerpo me avisaba de todas las maneras posibles y ante nuestra incapacidad para verlo explotó cuando no pudo más, mientras tanto, ADX yo convivía con dolores de todo tipo y con un cansancio indescansable y permanente, pero ADX, y no sé ni cómo, leía, no sé cuándo pero leía, iba al cine, no sé cuándo pero iba, viajaba cuando mi calendario lleno de colores fosforitos me dejaba, sí sé cómo, con la impagable ayuda de mis padres que se hacían cargo de mis hijos para que yo me paseara por las capitales europeas o me codease con los osos en las montañas rocosas. Ahora que vivo en la era del DDX (después de eso), tengo tiempo y me considero la persona más afortunada del mundo porque, además de tener tiempo, mis hijos son personitas que cuasirazonan y que se cuasivalen por sí mismas (entendiendo por cuasivalerse que se sientan en una mesa y comen lo que les toque comer como al resto de los congregados, que distinguen entre el día y la noche, que saben subir y bajar escaleras y saltar zanjas , que saben que si te adentras en el mar corres peligro aunque sepas nadar, que entienden el lenguaje de los semáforos…). Quedan muchos años para poder prescindir del cuasi, pero yo ahora tomo el sol con tranquilidad mientras ellos disfrutan de la playa, no sé si me entiendes. Ahora hago pilas de libros junto a mi cama y sé que tiene sentido, ahora tengo el ordenador lleno de documentos que no están en blanco, ahora tengo tiempo para tomar café con mis amigos y hablar y hablar, porque nos gusta hablar (además de conducir), ahora cargo con mi cámara al cuello porque cuando quiero me paro a hacer fotos, ahora voy, vengo, me vuelvo a ir, de vez en cuando me pinchan la vena y tal y tal, ahora duermo (y sueño), antes soñaba (y no dormía) … ahora ¡hago tantas cosas!, incluso ¡no hago nada!, nada más que mirar al cielo, estar con mi gente, pensar sin pensar, balancearme en una hamaca debajo de un árbol … ahora soy la que manda en las horas, minutos y segundos … y el verano sigue pasando entre dos mares.

2 comentarios:

  1. Pasando por el momento que estoy pasando (niños pequeños de 2 y medio y 4 años) veo muy lejos el momento de volver a ser dueña de mi tiempo. Eso es un lujo que casi no valoramos hasta que lo perdemos.Ya volverán esos tiempos de tomar el sol, leer en condiciones (sin ser a ratitos robados) y tomar el sol en horizontal. Sigue disfrutando Marta!. Bicos!

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  2. Releyendo me doy cuenta que me repito en lo de tomar el sol...¿significará algo? XDDDD

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