jueves, 23 de diciembre de 2010

Fum, Fum, Fum


Se impone hablar de la Navidad.
En realidad nadie me obliga, pero es 24 de diciembre, los peces beben que te beben en el Manzanares, las campanas unas sobre otras, el paritorio está preparado, la mesa casi puesta, así que tampoco pasa nada si hablamos un poco de la Navidad, por eso de estar al día y ya está.
Pues sí que he elegido yo un tema difícil, por muy fácil que parezca y por muy 24 del doce que sea, porque aunque yo sea un poco grinch, tampoco es que me guste ir aireándolo por ahí, al fin y al cabo el grinch es un tipo verde y feo, y me tengo que remontar tanto en la memoria para recordar la navidad-navidad-dulcenavidad ... esa era la navidad de mi más tierna infancia, es decir hace ya tantos años, concretamente el día que nos daban las vacaciones en el cole, nos poníamos las katiuskas y nos íbamos a coger musgo, piedras y ramas para poner el nacimiento, gran obra de arte que ocupaba gran parte del salón de mi casa, esa era la gran obra de mi madre, tanto en tamaño como en originalidad, era una pasada de nacimiento, kilos y kilos de musgo y figuras de todos los tamaños, patos más grandes que los pastores, pastores sin cabeza, ovejas descarriadas, un San José del mismo tamaño que la mula tumbada, el niño Jesús más grande que todos ellos, la casa del tamaño de Baltasar, a quien siempre colocábamos en la repisa de la chimenea junto a sus compañeros y les movíamos un poco cada día, pero con el tiempo, y a medida que se fueron rompiendo cabezas y perdiendo figuritas y mi madre fue reduciendo las dimensiones de aquel pueblo llamado Belén, la Navidad fue perdiendo sentido poco a poco, hasta que lo perdió casi completamente. Sin embargo, de repente me vi otra vez (en Navidad) con dos personitas que sólo ven en tecnicolor y, como aquí no hay musgo, un día hace unos años me fui a Habitat y compré un montón de adornos navideños y luces que yo pensé que podían llegar a un acuerdo entre el color y el buen gusto, y cada año los saco de unas cajas grises. Y mis hijos se emocionan tanto como nosotros lo hacíamos con el hermoso nacimiento de mi madre (siempre pensábamos por qué en nuestro nacimiento no había palmeras y desiertos como en los de los demás, mi madre decía que era la versión montañesa del belén, que el musgo daba mucho frescor ...).

No me gusta la Navidad.
El problema no es que no me guste la Navidad, hay cantidad de gente a quien le saca de quicio. Pero hablo por mí. Yo no puedo evitar ponerme nerviosa en los grandes almacenes por estas fechas, no me gustan las felicitaciones y los vacíos deseos de paz y de yo qué sé, por no hablar de las cenas de empresa, no tengo palabras para esas cenas de fraternidad, no felicito la Navidad porque no me sale del corazón, y no sé hacer cosas que no me salen del corazón, sólo respondo amablemente a las felicitaciones de cajeras de supermercado, dependientas, taxistas, no sé, qué culpa tienen ellos de que yo sea así, por lo que sonrío mucho y digo "felices fiestas" o "igualmente", no me gustan los villancicos en español, me dan tristeza el tamborilero, la chocolatera, la virgen que se peina ... pero soy tan boba que soporto a Santa Claus viniendo a la ciudad si lo canta Bing Crosby o al simple de frosty el muñeco de nieve en la voz de Willie Nelson o yo que sé, unas tontas navidades blancas con el vozarrón de Sinatra, me da la impresión de que no van conmigo, de que fueron creados para otro mundo, un mundo de pelis al que no pertenezco ... y por mí, que suenen !
El otro día paseando por la Gran Vía, esquivando música, gente con bolsas y lo que es peor gente con cuernos de reno, gorros de santa claus, gorros con luces, gorros de elfos, gorros con trenzas postizas (yo llevaba un gorro para el frío que sin darme cuenta me quité y guardé en el bolso), bueno pues eso que iba por Gran Vía esquivando de todo, en realidad, y de repente me dio por pensar que se me iba a caer una bola enorme de esas en la cabeza y me iba a aplastar, y me agobié. Hice todo lo que tenia que hacer, que era poco, o mucho, depende de como se mire, porque intentar llegar a la Fnac una tarde de viernes en esas fechas puede resultar complicado, y cuando lo conseguí me di cuenta que la Navidad no está hecha para mí, porque me empezó a dar pena de todo, de la gente que había, de lo que compraba la gente, de sus caras, de todo, empezó a salir a flote mi tara, sí, cuando me empieza a dar pena de las cosas que no deben de dar pena buffff, malo ! porque sí, la Navidad, esa época alegre, me da tristeza, pero no me da pena de la gente que sufre, nooooo, no me dan pena de los enfermos, nooooo, ni de los que lo pasan mal, noooo, qué tontería, esos lo pasan mal todo el año, sería ridículo que me dieran pena en Navidad, qué bobada, me da pena de la gente que se pone cuernos de renos, es decir, de los que se lo pasan pipa, ya ves tú, conclusión : tengo una tara. No me gustan las luces, ni las melodías, ni el buen rollito, y además ahora ni siquiera me puedo beber un buen champagne para celebrar que no me gusta la Navidad.
Sin embargo, como en mi familia somos de lo más familiar y nos queremos mucho, pues celebramos la Navidad y como manda la tradición nos reunimos anualmente en torno a una mesas un poco alternativa, por llamarla de alguna manera, también podría calificarse de pintoresca, peculiar, rara, personalizada ... y aquí estamos, este año en Madrid (por motivos de agenda), pasándolo tan bien como en cualquier otra época del año, unos llegaron en avión y sin maleta, otros en tren (en Renfe no se pierden las maletas), esperas, abrazos, risas ...
Pasé un buen rato en el aeropuerto esperando la maleta que aún no ha llegado, esperando vivir un Love Actually a la madrileña, y bahhh, me sobraron los dedos de una mano para contar situaciones de película y uno de ellos, además, fue el recibimiento de mis hijos a mi hermano.
La Navidad es para las pelis de sobremesa. Así que todos al sofá a disfrutar de "Que bello es vivir", un maestro ese Frank Capra, haciendo cine, claro.



miércoles, 24 de noviembre de 2010

Cosas de coches y otras cosas



No te lo vas a creer pero son las diez de la mañana y estoy escribiendo en el coche de Pepe, bueno por llamarlo de alguna manera, porque aquí las cosas no son de nadie, todo es

de todos y nada es de nadie, y los coches también, aunque este es el coche de Pepe, de alguna manera hay que llamarlo, aunque también me podía haber referido a él como el maldito coche negro que esta mañana ha amanecido sin batería y me ha hecho la puñeta. Y no quiero echar culpas a nadie, pero yo hoy tenía planes, sí, tenía planeado pasar unas cuantas horas de mi mañana charlando con mi edredón, mi cuerpo hoy no se encuentra del todo bien, mi cabeza se encuentra un poco peor que mi cuerpo, mañana me toca revisión y hoy necesitaba una jornada de reflexión que si no ejercía por la mañana, ya no ejercería (es decir, ya no ejerceré).

Salgo a acompañar a mis hijos al autobús del colé y me encuentro a Pepe maldiciendo junto al coche que no arranca, pues vaya. "Necesitarás el tuyo, pues claro, vivimos en el más allá, ¿no recuerdas? ¡exagerada!, son 10 km del centro, lo sé, siempre tuve tendencia a la exageración, ¿y qué?, por la tarde me convierto en sij neoyorquino aunque mi coche no sea amarillo, shit, el transporte público no me viene bien hoy, tengo un curso de nosequé en nosedónde, he quedado connosequién hace nosecuántosminutos, vaya creo que me estás pidiendo que te lleve a Madrid, sí, mientras llevo a los niños tú sigue haciendo el boca a boca a tu maravilloso coche, quien sabe ..., cuando vuelva te llevo, madre mía que frio hace hoy, corred corred que se hace tarde, mamá ¿la tierra da vueltas alrededor del sol?, si hijo, ¿muy deprisa? pues yo qué sé hijo, corre, no arrastres la mochila, pues los fines de semana creo que si las da my deprisa, pasan muy rápido, hala pues tú como la tierra los fines de semana, corre, que perdemos el bus, Catalina, los gorros son para la cabeza, las aceras para caminar, cuidado, (extracto de una desordenada conversación a tres grados un miércoles de noviembre en las afueras de la capital del reino).

Y de esa manera me encuentro metida en un atasco de mañana como antes de que mi vida dejase de ser como antes, y de esa manera me reencuentro con mi ex colegas los listillos que maniobran entre carriles, y de esa manera me entran ganas de vomitar, pero como no he desayunado paso de vomitar y me concentro en las interesantes conversaciones de Pepe con encargados de talleres varios, señoritas que atienden el teléfono en la aseguradora que se asegura de que estemos seguros y que hace esos anuncios publicitarios tan odiosos, y cómo no, con las horribles maquinas parlantes esas de si quiere hablar con x marque 1, si quiere hablar con y marque 2, si quiere asesinarme marque 3, desde aquí reivindico el derecho a que atiendan tus llamadas personas humanas de carne y hueso y corazón que late(a poder ser amables), y ya puestos vuelvo a decir que estoy en contra de la extinción de la figura del gasolinero de toda la vida en las estaciones de servicio.

Pero afortunadamente estoy metida en un atasco con billete de ida y vuelta, porque minutos después circulo en dirección contraria, justo como a mí me gusta, a contracorriente, volviendo cuando los demás van, escuchando mi radio, en mi poco común equipo de música, lo sé soy un poco friki, y puestos a reivindicar, desde aquí pido que no se olvide a la pobre cinta de radiocassette de toda la vida, yo tengo uno de esos en mi coche, eso sí con autoreverse, no te vayas a pensar, y además estoy en contra de la extinción de los expositores de venta de cassettes en las gasolineras.



Y aquí estoy de vuelta en casa, después de que un amable chico mecánico de formación haya conseguido arrancar el coche, haciendo tiempo para que la batería se recargue, sentada en el coche tomando un café calentito en mi termovaso Dean & Deluca (toda una institución) y aprovechando para escribir, mira tú qué cosas, bueno cosas cotidianas, coches que se estropean, bajas temperaturas, coches atascados, cafés en termovasos, la vida misma, creo que ya he he esperado bastante, esta batería tiene que estar en plena forma. Problema solucionado de momento.



Dos horas más tarde.

Me duermo. No era cierto, el problema no estaba solucionado. Tras varias gestiones realizadas por mi misma el coche viaja en una grúa conducida por un chico con barba que antes de partir me ha dado un consejo, no sabría reproducirlo literalmente, pero creo que me he quedado con la idea, tenía que ver con la tristeza y con la felicidad, y tiene gracia hablar con un conductor de grúa sobre la tristeza y la felicidad, pero no me preguntes cómo surgió la conversación, él parecía feliz con su grúa .... bueno el coche al taller, yo me duermo, esta noche casi no he dormido, entre mi dolor de cabeza, la tos de Catalina y mis pensamientos versión tetris me he hecho un lío de noche, al final me he decidido por la música y me he enchufado en vena mi último descubrimiento, bueno no es mío, me lo han descubierto, me lo han regalado, es una canción que dura 25 minutos, es una canción letanía que me sirve para evadirme, para irme, para volar, para flotar, me pierdo y no me encuentro, ni falta que me hace, y lo siento mucho, no la pienso compartir con nadie, mira que me gusta compartir canciones con todos, pero esta no, no quiero hacerlo, no me apetece ... es mi canción de 25 minutos, la que utilizo para calmar mis pensamientos versión tetris o para disfrutar porque sí, porque me gusta volar.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Días de hospital


Tardé un buen rato en darme cuenta de que el molesto pitido era una interpretación libre del sonido de mi corazón que un máquina enganchada con un cable a mi dedo índice derecho reproducía insistentemente. Al final abrí los ojos y vi a varias personas borrosas, entre ellas estaba dios, vestido de verde con bata blanca y número de colegiado, ver a dios siempre me tranquiliza, que me hable me calma, y que me diga que todo está bien ya ni te cuento, eso fue lo que me dijo, eso y que descansara un rato, o que me fuera espabilando no recuerdo bien, el caso es que le sonreí, volví a cerrar los ojos y arrullada por la versión máquina de mi corazón intenté volver al estado del que venía, vale, lo reconozco, soy una yanqui al más puro estilo Lampreave en "Bajarse al Moro", pero si pudiese atrapar esos segundos que transcurren entre 'el me enchufan y el ya me he dormido', sería feliz ... qué le voy a hacer. Sin embargo, creo que de lo que se trataba era de que me fuera poniendo las pilas poco a poco, tenía la garganta anestesiada, no podía tragar saliva, me empezaba a doler la cabeza, el oxígeno me molestaba, la luz del techo era demasiado intensa, el pitido me estaba rallando, ya vale, me quiero ir, de repente me entraron unas ganas tremendas de hacer como en las películas, arrancarme cables y tubos y salir corriendo por los pasillos, lo he pensado tantas veces, molaría mucho hacer eso, y reproducir la carrera en cámara lenta, mientras esquivas camillas y camilleros, pero para hacerlo hay que tener fuerzas, vale ayer las tenía, más o menos, otras veces no, pero ayer sí, hay que ser un poco peliculero, venga, yo lo soy, y por último hay que quitarse una aguja enorme de la vena ayyyyy, noooo, que venga una enfermera y me quite esto del brazo por diosssss, y hablando de dios, dios está contento porque vamos controlando todas estas cosas raras que me pasaron por dentro, ahí se encuentran en stand by ... me dio una foto chulísima de cómo soy yo por dentro ...

Vámonos corriendo de aquí, hace sol, se acabó el hospital por hoy, vamos a tomar un café a una pastelería que huela a bizcocho de manzana con canela, necesito que mi cerebro absorba otro olor, luego iré a abrazar a mis hijos que huelen a mar (creo que es de tanto ver Bob Esponja).

Unas horas después deshago el camino al hospital con Cata y su dedo roto, banda sonora de 'ayes' de todo tipo, lagrimas, gritos y quejas más que justificadas, la puerta del coche ha machacado vilmente el índice izquierdo de su mano, zaassss, se acabó la guitarra por un tiempo, buaaaaaa.
Mientras, yo la consuelo y trato de explicarle que el hospital es un sitio que no le tiene que dar miedo ni mucho menos, todo lo contrario, es un sitio donde afortunadamente te ayudan, te curan y eso ...


lunes, 25 de octubre de 2010

Otro día más ...

Lunes de octubre. Ya pasó mi cumpleaños, fue otro lunes de octubre, soleado para variar, mis últimos cumpleaños suelen ser soleados, antes no lo eran. Mis cumpleaños ahora me dan igual, antes no me daban igual. El paso del tiempo se acumula en mi carnet de identidad, por cierto, he perdido mi DNI, no lo encuentro, y tampoco encuentro el momento para ir a hacerme uno nuevo, así que voy por la vida a golpe de carnet de conducir, tampoco tengo tarjeta de débito, un tonto error en un gasto no reconocido y por mi misma efectuado me llevó a anularla presa del pánico y aún no me la han devuelto, así que voy por la vida a golpe de tarjeta de crédito, y ya que cuento todo esto queaquienleimportayavestú podría dedicar la mañana de hoy lunes a poner en orden el tema este de tarjetas y documentos, pero no, no lo voy a hacer ... porque hoy lunes por la mañana lo que menos me preocupan son mis documentos.
Hoy lunes me preocupa, en primer lugar, mi maldito dolor de cabeza. No quería decir maldito, perdón, me he propuesto no maldecir a mis dolores, son míos, forman parte de mí y estoy aprendiendo a aceptarlos igual que al resto, en realidad son primos hermanos de la cicatriz y a la cicatriz la adoro, también es verdad que ella ya no me molesta, pero tengo fe en que algún día headache sólo sea un recuerdo en mi cabeza, así que una vez que me haya ocupado de headache, (suena bien así ¿verdad?) a base de un buen cocktail químico dormiré un rato, este fin de semana ha sido tan estupendo que estoy en números rojos con mi cuerpo en lo que a energía se refiere. Este fin de semana ha sido un buen fin de semana musical. El viernes Catalina y yo, con chupas de cuero, botas viejas y camisetas de John Boy, compartimos con los estupendos Love of Lesbian una noche de música, escenario y camerinos, sólo decir que los ojos de Cata estuvieron muy muy abiertos toda la noche, eso significa que flipó mucho mucho ... fue una noche divertida. No tan especial fue la noche del sábado, pero gran concierto fue el que ofreció Sidonie en la Riviera, y es que me gusta Sidonie, me gusta tanto Marc Ros ...




Y pasó la música y llegó otro día más, un día más en la vida, laralarala ... y para seguir hacia delante aligero equipaje, dentro de unas horas practicaré bikram, beberé mucho agua, desintoxicaré el cuerpo de los restos de las sustancias químicas que cada día me trago religiosamente (desayuno/comida/cena/si dolor), desintoxicaré mi mente de pensamientos negativos y grises que me dificultan e impiden avanzar (¿que como se hace eso? - ni idea), trataré de que en el hueco donde se coloca el alma en vez de una nube negra modelo Lost haya una nube rosa azucarada como las de las ferias, pero en su punto justo de azúcar, que a mí esas cosas siempre me han empalagado un poco, y las ferias me agobian, sobre todo su música, que me pone una bola en la boca del estómago que me mata, y la gente que va a las ferias, uy, nooo, que dejen a mi alma en paz, que sea como quiera, del color que le dé la gana, pero rosa color nube de algodón de feria no ... y bueno ya puestos pues intentaré que mi corazón, ese músculo sano, porque sí, mira tú por dónde mi corazón está sano, bombee a buen ritmo, pim pam pim pam pim pam y que nadie le moleste por favor ... NAMASTÉ

martes, 28 de septiembre de 2010

Cosas que ... no importan

Hoy he pasado la ITV. Bueno me voy a explicar con propiedad, como le gusta a mi padre que me exprese, hoy he llevado mi coche a una revisión de la Inspección Técnica de Vehículos, y lo he hecho yo sola, ya ves, hoy he hecho una de esas cosas que siempre suele hacer Pepe, porque yo siempre me escondo detrás de un arbusto o silbo cuando llega el momento de hacerlas, esta vez no me ha quedado más remedio, he tenido que ir yo solita, me temo que Pepe se está empezando a cansar de mis maniobras, pero es que creo que yo no he nacido para este tipo de cosas, qué le vamos a hacer ... bueno en cualquier caso, allí me he plantado yo con una maxi sonrisa y un mini coche, "abre el capó" me dice un chico con mono, ains, "deja, ya lo abro yo", dice el chico del mono, y así sucesivamente, se ha debido pensar que soy una tonta con maxisonrisa y minicoche, pero todo sabéis que no es verdad, lo sabéis ¿verdad?, ¡no os oigo! vale, vale, que sí, que sé que lo sabéis, pero es que nunca antes he tenido que abrir el capó de mi minicoche, y yo qué sé por dónde se rellena el agua del limpiaparabrisas, y así sucesivamente ... y la sonrisa, sabéis que me sale del alma. Y da gusto encontrarse con chicos con mono como el que me he encontrado yo hoy, que también sonreía mucho.
Ya tengo algo que añadir a mi curriculum vitae. Paso ITVs. Bueno al menos mi coche pasa la ITV, porque yo, a mí sólo me ponen el sello ése por un mes como mucho, pero bueno ...

Hoy he descubierto que el pasar un verano tirada al sol leyendo o sin leer (el dato no tiene importancia) y viendo cómo los demás hacen surf no equivale a entrenamiento físico. He retomado mis sesiones de Bikram Yoga, y tengo que reconocer que mi forma física se encuentra un poco deteriorada, pero sólo es cuestión de un poco de tiempo y de la llegada del otoño, y entonces mis músculos dormidos se colocarán en su sitio, es que el sol nos pierde, a ellos y a mí.

Hoy también he descubierto que mi sofá favorito combinado con una buena TV serie sigue teniendo efectos sedantes sobre mi persona.

Esta mañana hacía frío y me he comprado "Things the Grandchildren Should Know", porque sí, porque me apetecía leerlo en inglés ... y eso es lo que voy a hacer ahora.


lunes, 13 de septiembre de 2010

Ahora entiendo la teoría del ying y el yang

Un día de éstos hace ya 15 años que Pepe y yo estamos juntos, y empiezo a hablar ya de unas cifras que yo misma me asusto, 15 años juntos, 21 años en Madrid, mi hija mayor tiene 10 años, aunque me pienso que mi hermano tiene treinta y pocos ya tiene treinta y muchos … y aunque en realidad lo que debería celebrar hoy es el decimotercer aniversario de nuestra boda lo que en realidad celebraría si me gustaran las celebraciones (que no me gustan) es que hace 15 años que Pepe y yo un día tal como hoy salimos de casa cada uno por nuestro lado y nos encontramos, ya ves, como en las pelis. Sigo pensando que sobre la boda mejor correr un tupido velo, ¿he dicho velo?, Pepe (y los demás) siguen pensando que fue un acontecimiento chulo, divertido y bonito, Rubén (mi hermano) sigue pensando que una boda es una boda, la mires por donde la mires, … pero quizá algún día hable de la boda, cuando la digiera, cuando digiera mi poco meditada decisión, es que sólo han pasado trece años … sólo te contaré que, por lo menos, conseguí que un paisano me trajese el día antes (o ¿fue el mismo día?) de un campo de Palencia muchos girasoles, y es que esa era mi principal preocupación, con eso te lo digo todo, pero bueno eso es otra historia … al día de hoy me sigo sin llevar bien con las bodas, qué le vamos a hacer. El caso es que un día de estos igual hasta celebro que hace quince años quedé con mi (ex)amiga cuando no era ex y nos fuimos a cenar para celebrar no me acuerdo el qué, pero era ella la que tenía que celebrar algo, algo relacionado con el trabajo, ascensos supongo, ella nunca celebraría un descenso, aunque ello le llevara al camino de la cuasifelicidad, pero el caso que la celebración era suya porque, por aquellos días, yo poco tenía que celebrar, acababa de romper con ese novio tan guapo que tenía pero que de tanto fumar lo que no debía un médico le dijo un día que se iba a volver azul, estábamos hechos el uno para el otro pero no nos conveníamos, buscábamos el sentido de la vida leyendo los cuentos más tristes de Benedetti en las tardes más frías del invierno, y claro, no acabábamos de encontrarlo, y además yo no quería una familia de pitufos azules … el caso es que celebraba en un restaurante lo que sea que tuviese que celebrar mi (ex)amiga y después a seguir celebrando, nos vamos a tomar una copa a no voy a decir dónde, sólo diré que era/es uno de esos sitios donde yo antes iba pero ya no voy, larga cola de gente en la acera, cachas de seguridad con cara de estúpido en la puerta apartando a la gente, ¿que por qué iba yo a un sitio así?, no lo sé, supongo que porque los imbéciles esos nos dejaban pasar y nunca me paré a pensar nada más, una vez dentro qué agobio, qué calor, qué música, qué de gente, busquemos un hueco, ¿qué por qué iba yo a un sitio así? no lo sé … una vez conseguido el hueco, mi ex(amiga) se encuentra con un amigo al que yo también conozco pero paso de saludar, prefieroesperarteaquí, y ahora qué hago yo con mi super chupa de aviador, porque yo de los guardarropas siempre he pasado, y es que soy así, hay cosas que no y no me preguntes por qué, y una de ellas es el guardarropa de los garitos (otra es el GPS, ya sé que no tiene nada que ver, pero se me ha venido a la cabeza, no soporto a la señorita esa que te obliga a girar por aquí y por allí, prefiero bajar la ventanilla y preguntar, oye por favor, para ir a la calle Benito Bercimuelles?), el caso es que en una esquina de una de las barras vi a dos chicos con cara de buena gente, uno de ellos se parecía a Hugh Grant muchísimo y el otro, así de repente, no se parecía a nadie, me acerqué y les dije si les importaba que dejara mi chaqueta (de aviador, una pasada de chaqueta) junto a las suyas y me la echaran una ojeada, puesclaro-por supuesto-biensure –faltaríamás-esoestáhecho-pasdeprobleme-medijeronconunasonrisadeorejaaoreja, qué chicos tan amables, y el que se parecía a Hugh Grant, que era francés, me empezó a hablar sin parar en el idioma de Baudelaire, y yo, que soy muy políglota y muy educada pues le di un poco de conversación, y él, que no hablaba el idioma de Cervantes debió pensar “pues qué bien”, hasta que le dije que estaba con mi ex (por aquellos tiempos amiga, incluso mejor amiga), y que lo sentía pero que me iba. El caso es que mi ex, que además de ex(amiga) es políglota, y habla el idioma de Baudelaire mucho mejor que yo, se acabo encargando de dar conversación al francés (que a pesar de ser muy guapo era muy francés y muy pesao) y yo acabé hablando con el nacional que se llamaba Pepe, y era muy madrileño y muy agradable (como todos los que le conocéis bien sabéis), pero bueno, después de un rato y unas copas nos fuimos cada uno en una dirección, era tarde, unos a un lado de la Castellana y otros al otro … Una semana después mientras tecleaba alguna noticia la operadora de la centralita me llama y me dice “ay Marta! a ver si eres tú, eres la cuarta Marta que le paso a este chico, espero que seas la que busca”. Era Pepe, quería invitarme a cenar, sabía mi nombre y, por lo visto yo le había mencionado que trabajaba en EFE … no le pude (ni quise) decir que no.

Ahora comprendo perfectamente la teoría del ying y el yang. Han sido quince años de muchas cosas buenas y alguna mala, pero muchas buenas. Quince años, Catalina, Bruno, dos casas, muchos viajes, muchas cosas, un perro dado en adopción, muchas risas, muchas lágrimas, algún bache, muchísimos proyectos, posibles e imposibles, pero eso da igual … el día que dejemos de soñar esto se habrá acabado.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Fundido en blanco

Esto del verano se acaba, en breve empezaré a meter en las maletas todas mis cosas y las de mis hijos y pondré rumbo al kilómetro cero. Atrás dejamos dos meses y 18 días de cosas buenas, días de sol y de chirimiri, de playas y calas, de siestas y de madrugadas, de algún kilómetro en bici y de muchísimos kilómetros en coche, días de buenos días y días de bonjour, días de mar y olas, días de nada y días de todo, días de hamacas desgastadas por el uso y hamacas nuevas, días de libros, días de viejos y nuevos amigos, días de pueblo y días de ciudad, días de helados de sabores y colores, días de música, días de islas mediterráneas y días cantábricos, días de fotos y días de saltos, días de bienvenidas y de despedidas, días de familia ...

Ahora hago un fundido en blanco y la peli sigue, y antes de los títulos de crédito, voy a dedicar unas palabras que combinadas entre sí pretenden agradecer a Maria José hasta el infinito y más allá el que esté a mi lado haciéndome tan fácil lo difícil, guiándome por los pasillos en la dirección correcta, abriéndome puertas con sonrisas detrás y explicándome una y otra vez todas esas 'hematocosas' que a mí me gusta que me expliquen, porque entonces me creo que las entiendo y así creo controlarlas mejor, aunque sé perfectamente que yo no controlo nada, no controlo el puñetero miedo este que me invade, así que no controlo nada, pero así todo me gusta que me expliquen las 'hematocosas'. Así que, como no me dejas decirte gracias, digo gracias aquí (jaja), porque aunque sé que no las necesitas, yo sí que siento la necesidad de dártelas una y mil veces, gracias por ésto, y por lo otro, y por aquello, y por eso otro ... y puestos a dar las gracias a la comunidad médica, me podría pasar un buen rato escribiendo nombres sin parar, pero no lo voy a hacer, porque corro el riesgo de olvidar alguno, como los premiados con un óscar, y eso queda muy feo. La verdad es que siempre quise decir algo así, porque es fantástico estar rodeada de gente a la que te apetece agradecer en público su ayuda, su cariño, su apoyo, sus sonrisas en los malos momentos ...

Y ahora me voy a tragar unas cuantas pastillas de colores, estoy tan cansada ...



lunes, 2 de agosto de 2010

Entre dos mares

Pasando el verano entre dos mares disfruto de los días largos sin prisas. En las islas salió el sol cuando llegué, el norte sigue con sus manías de ‘hoy sol mañana lluvia y tonto el que haga planes de ir a la playa sin esperar a que sean las once de la mañana del día elegido’, pero yo ya no miro al cielo para buscar el sol, si quiere salir que salga, si no, que se esconda, a mí … eso sí, prefiero que no llueva, pero si llueve … pues me mojo, o me quedo en casa leyendo que tengo una enorme pila de libros que me he propuesto leer antes de que acabe el verano, y últimamente estoy muy cabezota, y me los voy a leer, pero como también me he propuesto otras varias cosas más, pues no sé si me va a dar tiempo. Es increíble, me falta tiempo incluso cuando tengo casi todo el tiempo del mundo a mi disposición, yo no sé cómo me las arreglaba antes para hacer esas cosas que me gustaba hacer y que … creo que hacía, porque a veces hasta lo dudo. ADX (antes de eso) mis hijos eran pequeños, eran dos bebés con necesidades y horarios diferentes que no dejaban un minuto libre, ADX yo tenía un trabajo con horarios irregulares que incluían guardias de fin de semana, ADX probé y sufrí montones de cuidadoras que nunca se adaptaban a mis necesidades, ADX contaba los días en el calendario y hacía combinaciones imposibles para conseguir un tiempo muerto, ADX yo estaba enferma y no lo sabía, mi cuerpo me avisaba de todas las maneras posibles y ante nuestra incapacidad para verlo explotó cuando no pudo más, mientras tanto, ADX yo convivía con dolores de todo tipo y con un cansancio indescansable y permanente, pero ADX, y no sé ni cómo, leía, no sé cuándo pero leía, iba al cine, no sé cuándo pero iba, viajaba cuando mi calendario lleno de colores fosforitos me dejaba, sí sé cómo, con la impagable ayuda de mis padres que se hacían cargo de mis hijos para que yo me paseara por las capitales europeas o me codease con los osos en las montañas rocosas. Ahora que vivo en la era del DDX (después de eso), tengo tiempo y me considero la persona más afortunada del mundo porque, además de tener tiempo, mis hijos son personitas que cuasirazonan y que se cuasivalen por sí mismas (entendiendo por cuasivalerse que se sientan en una mesa y comen lo que les toque comer como al resto de los congregados, que distinguen entre el día y la noche, que saben subir y bajar escaleras y saltar zanjas , que saben que si te adentras en el mar corres peligro aunque sepas nadar, que entienden el lenguaje de los semáforos…). Quedan muchos años para poder prescindir del cuasi, pero yo ahora tomo el sol con tranquilidad mientras ellos disfrutan de la playa, no sé si me entiendes. Ahora hago pilas de libros junto a mi cama y sé que tiene sentido, ahora tengo el ordenador lleno de documentos que no están en blanco, ahora tengo tiempo para tomar café con mis amigos y hablar y hablar, porque nos gusta hablar (además de conducir), ahora cargo con mi cámara al cuello porque cuando quiero me paro a hacer fotos, ahora voy, vengo, me vuelvo a ir, de vez en cuando me pinchan la vena y tal y tal, ahora duermo (y sueño), antes soñaba (y no dormía) … ahora ¡hago tantas cosas!, incluso ¡no hago nada!, nada más que mirar al cielo, estar con mi gente, pensar sin pensar, balancearme en una hamaca debajo de un árbol … ahora soy la que manda en las horas, minutos y segundos … y el verano sigue pasando entre dos mares.

miércoles, 30 de junio de 2010

Easy days

Escribiendo en línea recta con el mar, si levanto la mano del teclado y la estiro toco el agua y el cielo, que hoy son del mismo color, si estiro un poco más el brazo toco Mallorca, a medio camino mis hijos se bañan en una piscina sin cloro, de fondo la música de Jack Johnson, un vaso de agua muy fría en la mesa, las bicis aparcadas, un biquini verde, el dolor de cabeza anestesiado a base de Enantyum y por delante una tarde de playa hasta la puesta del sol. Así pasan mis easy days, uno detrás de otro.
No tengo ganas de comer, aquí me alimento de aire. Tengo mucha sed, pero se me pasa cuando me baño en el mar, me gusta nadar con los peces transparentes, y tumbarme en pareos descoloridos por el sol y el tiempo, mis hijos se están volviendo rubios minuto a minuto, a pesar de todo son hijos de la oscuridad que brilla, no sé cómo pero cuento doce sombreros sobre una silla, doce sombreros, doce pareos, dicen que hay españoles en Sudáfrica y que se han vestido de rojo, no lo sé, casi todo me da igual, especialmente algunas cosas, arena que quema, sandía helada, no sé dónde me he sentado pero huelo a resina, y además estoy pegajosa, pero huele muy bien, verde del bosque contra azul del cielo y azul del mar, caminos, saltamos por el camino, saltamos al llegar … por la noche la luz del faro entra por la ventana, easy days, easy nights … helados de chocolate amb toronja …

miércoles, 9 de junio de 2010

Me gusta

Mis hijos, mi familia y mis amigos, la gente a la que quiero, la gente que me quiere, esas personas que me cruzo por la calle y a las que podría llegar a querer, la música, las canciones, los libros, el mar, saltar, la playa, el sol, el agua, el bikram, las nubes, la mermelada de arándanos, subirme a un árbol, viajar, el café, las botas, los sombreros, los pañuelos para el cuello, el verano, las pastillas de colores, Eels, Madrid, las bicicletas, la cerveza, Vancouver, hacer fotos, las cremas de Khiels, el norte, comer sandía, ir en tren, namasté, el cruce de miradas, las miradas que se cruzan, el cine, sonreir, los semáforos en ámbar, Menorca, conducir deprisa, el otoño en Maine, el otoño, el té, la gente amable, una guitarra, la piel morena, un concierto, lo desconocido, California, llorar, una mecedora en un porche, Londres, el salitre en la piel, las palabras, mi i-pod, las cerezas, el calor, un abrazo, una furgo VW, un velero, el chocolate, NY, la nieve, Wilco, la hierba, un columpio, el viento, mi sofá, los ancianos, el olor de los bebés, hacer el pino, los polos de limón, una casa en un árbol, un deseo, capicúa, los aeropuertos, los chicos con patillas, el rugby, el arco iris, los tomates verdes fritos, las olas, los puzzles, escribir, un baño de espuma con aceite de limón, los sandwiches de mantequilla de cacahuete, los médicos, las chanclas, un campo de flores, Barcelona, nadar, el thunderbird del 66, los chicos con gafas, tumbarme al sol, el aquarius, jugar al parchís, los masajes, las motos, Gregory Peck, no hacer nada, Bob Esponja y sus amigos, las bibliotecas, los amaneceres, la ropa tendida al sol ...