miércoles, 24 de marzo de 2010

... y no olviden supervitaminarse y supermineralizarse

Me da igual que lo califiquen de cansancio subjetivo como haces tú, Dani-my-friend, me da igual que le echen la culpa a la unión de fuerzas de todos los medicamentos que me meto al cuerpo día a día como haces tú, Manuel-my-friend, me da igual que le echen la culpa a la poca cantidad de comida que ingiero habitualmente como haces tú, my-dear-Mum, me da igual que le echéis la culpa a mi adorado sofá, al que acusáis de acapararme en exceso y de poseer efectos adictivos, como hacéis tú, y tú, y tú también (desde aquí pido que se limpie la imagen de mi pobre sofá, que no hace otra cosa que acogerme en sus brazos cuando todo lo demás me falla) ... me da igual lo que piense el resto del mundo sobre mí y la sombra de cansancio que me acompaña, el caso es que un día de éstos creo que me voy a morir de cansancio, me voy a deshacer formando un charco de un líquido de color azul cielo, o voy a desaparecer al doblar una esquina empujada por una ráfaga de viento, o quizá una tarde, a la hora de la siesta, mi sofá me trague ... vete tú a saber qué formas puede llegar a adoptar el cansancio para cargarse a una persona.
Ya sé lo que estás pensando, que nadie se muere de cansancio ¿y éso quién lo puede afirmar con total seguridad? porque mi cansancio no es ese tipo sonriente que aparece después de jugar un partido de pádel o de correr media hora, no mi cansancio es un tipo siniestro que vive en las profundidades de la tierra y que tira con todas sus fuerzas de mí mientras yo me resisto a ser arrastrada.
Pues si no comes ... ¡ así te va a ir a tí !. Primer punto, sí como, claro que como. Segundo punto, para más información, preguntar a mi estómago.
¡ Pues toma vitaminas !, pues no debo tomar vitaminas, porque interactúan con un medicamento que tomo y es un poco pijo y todo le afecta y tal y tal.
¡ Pues prueba con la medicina alternativa !, pues me niego, estoy enfadada, pero muy enfadada, con la medicina alternativa, porque cuando antes de que me pasara lo que me pasó, por aquel entonces en el que yo me encontraba tan mal, y nadie se tomaba en serio mis quejas, y cuando digo nadie, hablo de médicos, porque los que más me quieren sí que se preocupaban por mí, aunque no sabían cómo ayudarme, pues por aquellos días decidí visitar a un famoso homeópata que tenía una enorme consulta en la calle Claudio Coello de Madrid. Pensaba que esa primera visita era el principio del fin de mis males disfrazados de estrés, pero que a mí no me engañaban. Y después de mirarme los ojos con una minilinterna y de preguntarme si mis padres estaban sanos y hacerme confesar a la fuerza lo mal que me alimentaba, se puso a escribir en un papel el nombre de esas bolas blancas que recetan los homeópatas y el nombre de unas supervitaminas que me iban a dar fuerza inhumana, perdón sobrehumana, y le dijo a la estúpida de su enfermera que me diese información sobre como tenía que ser mi alimentación de entonces en adelante, sana, muy sana, excesivamente sana, tan sana que no cabía en la cabeza de un individuo que le ha tocado vivir a principios del siglo XXI. Y como no quería irme de allí sólo con dos papeles me atreví, osada de mí, a preguntarle sobre mi diagnóstico, nada, nada, todo está bien, lo único que no te funcionan muy bien son los riñones, pero eso lo arreglamos en un pis pas. ¡ Pues vale, tío !
Que nadie me vuelva a decir que pruebe la homeopatía, por favor, a muchos les habrá funcionado, pero la sensación que produce en mi cuerpo es de rabia, dos meses antes de que mi cuerpo explotara (literalmente) este señor con tantos títulos y tan reconocido que incluso había trabajado para la familia real inglesa, me dijo que en mi cuerpo todo funcionaba bien, cuando lo único que funcionaba bien en mi cuerpo eran ... sí, ¡los riñones!. Y que conste que a mí todo me parece muy bien, faltaría más, viva la homeopatía, la medicina alternativa y su prima segunda la tradicional, que tampoco supo ver a tiempo lo que me pasaba, y que conste que no fue porque yo no les avisara de lo que mi cuerpo me estaba tratando de decir. Pero ya es demasiado tarde para pensar en todo eso, yo ahora no creo en nada, yo ahora sólo creo en dios, en Diego, es decir dios en la tierra. Lo de la D es casualidad. El día en el que Diego decida abandonar el ejercicio de la medicina y monte un templo pues allí que me planto yo a orar y orar sin parar, que yo cuando me pongo no paro. Mientras tanto yo le sigo ad-orando en voz baja y sigo buscando la manera de encontrarme mejor. Llegará un día en el que cuando vaya a cruzar una calle y el monigote verde empiece a correr para meterme prisa, yo no me agobie. Llegará un día en que seré como un super-ratón supervitaminado y supermineralizado.
Uy, se me habían olvidado los signos de interrogación, lo que en realidad quise decir era "¿Llegará un día en el que cuando vaya a cruzar una calle y el monigote verde empiece a correr para meterme prisa, yo no me agobie?. ¿Llegará un día en que seré como un super-ratón supervitaminado y supermineralizado?".
(Reflexión personal en voz baja : ¿por qué siempre tengo que moverme entre puntos extremos?)

4 comentarios:

  1. Tengo una horrible experiencia con la homeopatía. Me sentí estafada por una tía que aún encima se notaba a leguas que no tenía ni idea de lo que me pasaba. Eso sí, se les da de maravilla hablar de lo que no saben e inventar todo tipo de enfermedades...incluso las que no tienes. ¡¡Viva la medicina tradicional!!. Oye, y ya verás como acabarás por ganarle al muñeco verde :)

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  2. Mucho ánimo Marta!!! Que tú eres una súper heroina, sin pastillas blancas ni homeópatas conprestigioperosintenerniideadeloquehacen. Ya verás como llegará el día en que podrás correr y saltar sin límites!!!! Un besazo guapa!

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  3. Hola!, no sé cómo he llegado a tus blogs, pero no puedo parar de leer y más-leer, de hecho ya los he añadido al rss para seguir asiduamente las actualizaciones.
    Sólo decirte que MUCHÍSISISISIIMO ÁNIMO, por lo que he podido leer creo que eres una persona súperfuerte y alegre, y me encanta la gente así, me recuerdas a mi madre.
    Besis. Lourdes.

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  4. Hola, he llegado por casualidad a este tu blog y me gustaría decirte un par de cosas:
    1) Me siento cansado despues de leer esta entrada(supongo que será porque siempre he tenido mucha empatía con todos)
    y 2) Nunca he probado eso de la homeopatía pero si puedo decirte que hace unos años vivía en UK y entré en una fase de depresión, no comía ni dormía nada y como siempre he sido muy enemigo de los medicamentos no iba a ver al medico tampoco hasta que un día pasé frente un centro de medicina china natural...te aseguro que aquello fue una revelación para mi, me hicieron acupuntura pero sin agujas(que soy muy cagón) con unas bolitas pegadas en las orejas que me hicieron sentir hambre canina y sueño placido e ininterrumpido durante las noches. Supongo que como en todo en esta vida dependerá de la persona que nos trate, pero a mi me fue genial te lo aseguro...
    En fin, volveré por aquí si me lo permites.
    Saludos!

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