miércoles, 14 de octubre de 2009

No entiendo el béisbol

Hay cosas que no entiendo, por más que me las expliquen.
Por más que me lo expliquen no entiendo el béisbol, me quedo en que son nueve contra nueve. Y por más que me lo expliquen no entiendo cómo es posible que los aviones puedan volar, me quedo en no sé qué leyes físicas que parecen ser muy claras (para otros). Hay muchísimas más cosas que no entiendo, en realidad, tampoco entiendo por qué los barcos flotan, para qué hablar de las naves espaciales que van y vienen a otros planetas. Si pasamos al tema de los planetas, ahí sí que ya me pierdo del todo, mi mente se queda tan oscura como oscuro es el espacio que yo me imagino. En realidad para mí "los planetas son la única preocupación que gira alrededor de más de un investigador, y sus misterios son objeto de estudio que yo sigo con gran atención, su origen y composición ... " laralaralaa
No sé nada de planetas, no entiendo el universo, lo que me lleva a no entender la vida ésta que vivimos ... ya avisé que hay un montón de cosas que no entiendo ... aunque quien me ha intentado explicar alguna que otra vez el bonito y aburrido deporte del béisbol me dice que si no lo entiendo es porque no le presto atención a sus explicaciones. Puede que tenga razón, es un defecto que tengo desde que nací, que no presto atención a cantidad de explicaciones.
Hace bastantes años fui a ver un partido de béisbol que enfrentaba a los Padres de San Diego contra los Red Sox de no sé ahora exactamente dónde. Por aquella época yo era de los Padres de San Diego, ahora soy de los Yankees de Nueva York. Ya ves, soy así, no entiendo de béisbol pero yo tengo mi equipo de béisbol favorito, y explicar esto me costaría un gran esfuerzo así que ni lo voy a intentar. Yo tengo mi gorra de los Yankees, y lo mismo me vale para proteger mi cabeza de los rayos solares cuando voy a la playa, que para camuflarme cuando mi estado de ánimo me pide camuflarme (puedo asegurar que mi gorra de los yankees y mis gafas XXL usadas simultáneamente consiguen hacerme invisible), que de complemento a uno de mis molones vestidos de Paul&Joe o Tara Jarmon ... es gorra de verano e invierno, de frío y calor, de lluvia y sol, de usar cuando estoy triste y de usar cuando esoy contenta, de miles de recuerdos, de miles de viajes, de miles de sitios, es mi gorra de los Yankees.



Pues cuando fuí a ver ese partido del que hablo, y que por supuesto perdieron los Padres (por aquel entonces los Padres eran bastante malos, hoy no sé), me hubiese gustado haber prestado en su día más atención cuando me explicaban en qué consistía el béisbol (una sensación parecida a la de "debería haber estudiado más" ante una hoja de examen dificil de rellenar, aunque sin nota final), pero como no lo hice en su día pues me limité a aplaudir cuando aplaudían los demás, a beber coca-cola y a esperar un homerun ("jonran" que escriben los periodistas deportivos latinos, doy fé) que nunca llegó (creo). Me lo pasé muy bien, y es que a veces no hace falta entender las cosas para disfrutar. A mí me ocurre muy frecuentemente, disfruto haciendo cosas que no sé bien por qué hago. Es como la vida misma. Disfruto de una vida que no entiendo, de un mundo que no entiendo ... eso sí disfruto a veces, otras vecs no disfruto nada de nada, pero eso creo que le pasa a todo el mundo.
Con los aviones me pasa lo mismo, no entiendo como es posible que esas enormes ballenas de acero se desplacen entre las nubes y por encima de las nubes, a veces por debajo de las nubes, como si nada, no lo entiendo, y paso de prestar atención a las leyes físicas. El caso es que no es necesario que yo lo entienda para que sea posible, y los aviones me llevan a sitios lejanos, y no tan lejanos, me sirven para cruzar mares y océanos y con eso es suficiente. A los pilotos (y a las leyes físicas) encomiendo mi alma y mi cuerpo cuando me monto en un avión, y ya está, ahora ya se puede mover todo lo que quiera, yo lo único que quiero es que despegue nada mas cerrar las puertas y que abran las puertas nada más aterrizar, eso y que mis maletas lleguen (a poder ser a tiempo y en buen estado). No me importan las turbulencias ni los baches en el aire, pero eso sí, no soporto estar encerrada en un avión cuando no vuela.

Así que me gusta el béisbol aunque no lo entiendo, vuelo en aviones que no sé como es posible que vuelen, y vivo sin entender muy bien en qué consiste vivir y en un mundo que no entiendo muy bien, bueno, ni muy bien ni muy mal, en un mundo que no entiendo.
Cuando trato de entender a veces me mareo, veo puntos de colores y entonces me entra miedo porque pienso que me va a dar una jaqueca (mis jaquecas vienen acompañadas de luces de colores y visión doble), entonces dejo de pensar y dejo de tratar de entender, no vaya a ser que me dé una jaqueca ...
Es por eso que prefiero entender el deporte del béisbol, porque cuando veo un partido de béisbol no veo luces de colores ni veo doble, sólo veo a unos chicos con unos trajes de diseño molón y una gorra como la mía tratano de golpear fuerte una pelota para que salga volando lejos del estadio, y si puede ser que consiga cruzar la frontera del estado mejor, o que al menos se estrelle contra los enormes focos que iluminan el campo y empiecen a salir chspas de colores, como si unos fuegos artificiales tratasen de celebrar que, afortunadamente, yo no entiendo nada de nada, porque es mejor así ...

Creo que estoy cerca de entender el béisbol ...

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